23

2K 180 31
                                    

—Maldito Zabdiel —susurra el castaño con amargura— le dije que no estaba cansado y el muy estúpido me dio algo para dormir.

Se levanta un poco mareado y trata de abrir la puerta.

—Porque mierda no abre —forcejeba con la manija— no me digas que...¡Zabdiel!

Suspira y se sienta nuevamente en su cama.

—Tengo miedo.

Sus pequeñas lágrimas salen de sus ojos, mojando sus mejillas al instante.

—Espero que vuelvas pronto Zabdiel, tengo mucho miedo de lo que les pueda pasar.






El ojiverde llegaba a su casa un poco cansado y aunque no haya hecho nada, se siente cansado.

Entra al cuarto y ve a su pequeño durmiendo.

Sonríe al saber que por fin estaba con toda la familia.

—A pesa de todo, estamos juntos mi amor —sonríe para acariciar el cabello de su hijo— todo será mejor de ahora en adelante.

Con Zabdiel

—Chicos suban —indica para que entren— tengo un pequeño presentimiento sobre donde podría estar Layla.

Los tres lobos seguían buscando durante toda la noche, era verdad lo de Zabdiel, ya que tanto Joel como Richard percibieron un pequeño aroma, una digna característica de la pequeña.

—Ser mejor estacionarnos, puede que ellas estén cerca y si nos ven con el auto puede que escapen más rápido.

—Tienes razón Joel, ¿pero donde lo dejamos?

—Mira allá, un grifo.

Cada que se acercaban, se percatan que había otro auto ahí.

Pero para extrañeza de los tres, no había nadie.

—Anda pregunta al auto de ahí, seguro sabe algo.

Richard se acerca un poco temeroso y toca la ventana.

Nadie respondía, vuelve a tocar y nada.

—Que raro —saca su celular para enfocar con la linterna y cuando va para los asientos de atrás, ve a Layla amarrada— ¡Layla!

Zabdiel y Joel al escuchar el grito y el nombre se acercan.

—Vamos a sacarte de aquí.

Golpean con fuerza la ventana, rompiéndola en pedacitos y logrando jalar a la niña.

—¡Que hacen!

Los tres voltean y se encuentran con las dos chicas, cual llevaban un fierro en la mano y con el fin de golpearlos.

—¡Vuelvan aquí!

Los chicos entran como pueden al auto.

Gwen al ver que trataban de escapar, le tira petróleo en la parte de las llantas.

Si no podía tener a Zabdiel, ninguno lo tendrá.

—¡Vamos Jessica! —suben al auto para seguirlos.

—¿Qué harás?

—Nada —saca su encendedor— solo una pequeña travesura.

—Si lo seguimos moriremos también.

—Es la idea, morir todos juntos y ser felices por fin.

—Buena idea —ríe, ya no les importaba nada, después de todo no estaban en su cuerpo.

—Acércate más para lanzarlo.

Cuando estuvieron solo a pocos centímetros, le lanza el encendedor, prendiendo todo el auto de manera rápida.

Jessica acelera hasta chocar con el auto.

Una explosión fue lo que se produjo, todos salieron volando del interior y cayendo en diferentes lados.

Nadie sabia nada.

Mi Origen |Chrisdiel|Joerick| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora