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Los dos autos incendiándose y ninguna persona cerca para auxiliar.

Richard abría sus ojos y con mucho dolor trata de levantarse, su cuerpo había salido lanzado al momento de la explosión.

Aun no estaba en sus cinco sentidos, por lo cual miraba con confusión a todas partes.

—Donde..

—¡Ayuda! —lo voz de su pequeña sobrina lo hizo reaccionar.

Trata de levantarse nuevamente, pero sus piernas no reaccionaban bien, con dificultad daba pasos leves y seguía los gritos.

En eso ve a Zabdiel tirado, sangrando por la cabeza y más adelante a Joel, este estaba de igual manera que el rubio, solo que un brazo estaba con fuertes quemaduras.

—Zabdiel, Joel, levántense.

—¡Ayuda!

Al seguir escuchando los gritos,  deja a sus amigos y sigue acercándose a la pequeña voz, logrando llegar al auto  que reflejaba las quemaduras.

—¡Layla!

Ve un bulto más adelante y se encuentra con la castaña. Esta se encontraba con una pierna atascada , ya que el auto prácticamente lo estaba aplastando.

Al ver eso corre para ayudarla, sin importarle el dolor en sus piernas, primero era su sobrina que sus dolor.

Suspira y con cuidado empieza a jalarla, pero se notaba claramente que el auto era más pesado.

La única solución era empujar el auto, pero aún estaba quemando o eso es lo que percibía con sus ojos.

—Duele —sollozo, sus brazos estaban rojos y no podía moverlos.

Siente algo incómodo en su interior y no sabía de que se trataba.

Veía al moreno empujar el auto y sabía que le estaba doliendo, pues sus manos se tornaban rojas.

Sus esperanzas de salir de ahí no eran muchas, pues sentía que iba a morir.

Cierra sus ojos de solo pensar en su papi, le había causado tanto daño, era un monstruo.

—Soy un monstruo —susurra— papi nunca me  hizo nada y yo dudé de él.

Estaba por decirle a su tío que la dejara ahí, pero el auto es empujado, logrando así que su pierna quede liberada.

—Layla.

—Papá..—voltea y ve al rubio ahí parado, junto a sus dos tíos y unos cuantos lobos también.

—Ven aquí —se acerca y con cuidado levanta a su hija— vamos ir al hospital para que vean si estás bien.

—Ustedes también irán ¿verdad?

—Por supuesto.

La castaña sonríe.

—Y ellos que hacen aquí —señala a los lobos.

—Los llamaste tú.

—¿Yo?

—Si, tu lobo interno los llamó.

Ninguno se percata de un auto que venía a toda velocidad y se estaciona frente a ellos, saliendo Christopher de ahí.

—Como...

—¡Eso no importa!

Christopher está enojado con el rubio por haberlo dejado encerrado y asustado que lo ve así.

—Papi..

—Mi amor —se acerca y acaricia con suavidad su mejilla sin lastimarla.

—Vamos a ir al hospital, no se preocupen.

—Ya los llamé, no se preocupen.

Erick sale con su celular en manos del auto.

—¿Qué haces aquí Erick? ¿con quién dejaste a Dylan?

—Eso no importa  —mira asustado al rizado y al moreno, su hijo está con Yocelyn, pero  si la llama no sabe como podía reaccionar.

En eso se percata de los lobos a su alrededor, no tiene miedo, pero si quería saber el porque estaban ahí.

—Layla los llamó —sonríe el rubio, mirando a su pequeña— esta lobita los llamó.

—Papi..—susurra al sentir a su la mano de su papi— perdóname, fui muy mala contigo y yo te lastime mucho, por favor perdóname papi.

—Claro que te perdono mi amor —se notaba sus lágrimas y eso a la niña lo hacía sentir mal— te abrazaría, pero no quiero lastimarte por tus quemaduras y no tienes que pedirme disculpas de nada.

—Te quiero mucho papi.

—Yo también mi amor.

Mi Origen |Chrisdiel|Joerick| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora