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—¡Que hacen! —grita el niño, saliendo de sus escondite.

—Hijo —susurra el ojiverde.

Joel mira a Dylan y le sonríe.

—Hijo —trata de acercarse, pero este retrocede.

—No, tu no puedes ser mi papá.

—Porque dices eso —susurra.

—¡No, no puedes! —sale corriendo a su habitación.

—¿Qué le sucede?

—No lo sé, lleva días actuando de ese modo y lo peor es que hoy me dijo que tu eras su padre.

—Algo no cuadra —mira al mas bajo— creo que tiene que ver en la escuela de los chicos.

—¿Tú crees?

—Si, ya que siempre sale apresura al salón y a cada rato pide permiso para ir al baño.

Con Christopher

—Si Zabdiel —solloza— mi hija ya ni me habla, apenas come conmigo y ahora no se donde está.

—Chris.

—Algo ha pasado y no me lo quiere decir.

Christopher se encontraba en la escuela, había ido a buscar a su hija, pero se dio con la sorpresa que ya se había ido.

—Tengo que encontrar a mi hija —se levanta apresurado, pero los brazos del lobo impiden su salida— por favor suéltame.

—Yo voy a ayudarte —susurra, acercando su rostro al castaño y formado un tierno beso entre ambos.

—¡Que haces besando a mi papá! —Layla mira enojada la escena.

—Mi amor —se aleja del rubio y corre a abrazar a su pequeña hija— ¿Dónde estabas? me tenias preocupado.

—Solo caminé por ahí —empuja al castaño y a pasos lentos se acerca a Zabdiel— ¡papá! 

Los dos se quedan mirando, sorprendidos por lo que acaban de escuchar.

—Q-Que dices Layla.

—Tú eres mi papá.

—¿Quién te dijo eso?

—Eso no importa —mira a Christopher— nunca me dijiste que él era mi papá.

—Escucha.

—¡No! ¡me engañaste!

—Yo no sabia que él estaba trabajando aquí —trata de tocar su brazo, pero Layla simplemente lo esquiva, ocultándose en las piernas del mas alto.

El pobre de Christopher no podía creer lo que estaba pasando, lágrimas descienden por su rostro al pensar que estaba perdiendo por completo el amor de su nena.

Zabdiel al verlo de eso modo, atrae al chico, apegándolo a su cuerpo, dejando que llore.

—Layla —mira a la niña— haz hecho llorar a tu padre y eso no está bien.

—Él  no es mi padre, porque un padre nunca separaría a una niña de su familia —sale corriendo del salón.

—Déjala —Christopher lo mira— está haciendo sus berrinches, deja que se le pase un poco y luego ya la buscas.

—Ella tiene razón, la separé de ti y eso nunca me lo va a perdonar.

—Se que Layla comprenderá cuando le cuentes lo sucedido.

—¿Estas de acuerdo con que le cuente todo?

—Si, excluyendo la parte en la que te hice mío —sonríe pícaro.

—¡Zabdiel!

Mientras ellos dos hablaban, Gwen y Layla se encontraban afuera escuchando.

—¿Sexo?

—No es nada.

—Porqué no puedo decirles sobre ti.

—Todavía no es el momento.

—¿No es el momento? —lo mira— o es que acaso me has mentido.

—Claro que no —se coloca a su altura, acariciando su mejilla— pronto nos iremos las dos.

—¿Que? yo no quiero irme.

—¿Acaso quieres estar con la persona que te alejó de mí?

—No, pero tampoco quiero irme.

—Layla, eres mi hija y lamentablemente tienes que obedecerme.

—Bien.

—Así me gusta, nos iremos con tu padre, así que solo espera unos día y nos iremos todos juntos.

Mi Origen |Chrisdiel|Joerick| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora