Extra

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Marco y Dylan

—Déjame en paz tonto —el lobo se alejaba del azabache.

—Solo una cita mi amor.

—Ya te dije que no.

—Ella solo era una amiga —sabía que estaba molesto ya que Priscilla se le había declarado frente a todos.

—No me importa.

Lo que Dylan no sabía era que Marco la había rechazado y sin dudar corrió para alcanzar a su pequeño lobito, tantos intentos y cuando por fin se llevaba bien, salia Priscilla con eso.

—Lobito.

—No me digas así —lo mira, sus mejillas completamente rojas por la vergüenza, le daba pena que le dijeran así.

—Sabes que me gusta llamarte así —se acerca más, logrando sostenerlo de la cintura y apegándolo a su pecho— eres mi lobito y me gusta llamarte así.

Dylan había descubierto que  Marco también era un lobo, este se lo había hecho saber cuando le dio su primer celo, Marco era del tipo de lobo dominante y aunque Dylan no se dejaba dominar, el aroma que desprendía era muy embriagosa.

Él pudo perder su virginidad aquella noche, pero Marco no lo hizo e incluso le dijo que preferiría verlo consciente o al menos cuando acepte su cortejo.

—Marco.. —susurra al sentir las manos de este dentro de su polera— estamos en público.

—Acepta salir conmigo, no te arrepentirás, por favor acéptame.

El alfa dominante del azabache le rogaba que marcase a ese lobito, si bien no lo iba a marcar, porque no era animales, al menos quería dejarle impregnado su olor en él y aunque sabe que ninguno de sus amigos lo notará, puede que con el aroma dulce del celo, pueda atraer a otros lobos dominantes.

—Bien, acepto tener una salida.

—Perfecto —susurra cerca a su cuello— paso por tu casa a las 6.

Se aleja y se retira a su casa, dejando sonrojado al rizado.

Cuando llega a su casa, nota a su padre y a su hermanito jugando.

Erick trabaja por la computadora ya que por su pequeño cachorro no podía presentarse, además no quería comprar ninguna sirvienta ya que esta seguro que si ve a su hijo convertirse en lobo, saldría como una loca, quiere disfrutar a su pequeño, tal cual como lo hizo con Dylan.

—¿Qué pasa amor?

—Papá —se acerca y se sienta a su lado— me invitaron a salir.

—Fue Marco ¿cierto? —el chico  asiente— y que es lo que necesitas.

—No se como vestirme y tengo muchos nervios.

—No te pongas nervioso, Marco es un buen chico y se nota que te quiere.

—Lo sé.

—Pero eso si, no olvides tomar tus supresores ya que no quiero que Marco te mire raro.

—Hay algo que no te he dicho de él.

—¿Qué cosa?

—Marco es un lobo también.

—¿Cómo?

—Cuando salí a una fiesta con mis amigos, esa noche me agarro mi celo y cuando traté de escapar, Marco me detuvo, pude notar como se sonrojaba y más aun cuanto de la nada vino un aroma muy fuerte y me dijo que era un lobo.

—¿Ya tuviste tu..?

—No, él no me hizo nada.

—¿Y cómo lo llevaron?

—Pues...—se sonroja.

—Dylan.

—Yo lo besé, quería que me quitara el dolor, además de que mi cuerpo se estaba calentando, quería que..—se cubre el rostro.

—No sientas vergüenza amor, se que es muy difícil de controlar, pero ahora que me doy cuenta, no me digas que tu eres el de tipo sumiso.

—Si, Marco es dominante, pero no te preocupes que yo no me dejo tocar por nadie.

—Si claro.

—Marco es la excepción —se cruza de brazos— y no digas nada que iré a cambiarme.

Las 6 de la tarde en punto, Joel estaba amarrado en el cuarto ya que este se había negado a que su hijo se vaya con aquel chico.

—Nos vemos papá.

—Cuídate hijo.

El rizado sonríe y sale de la casa, encontrándose al azabache con una sonrisa y con una rosa en sus manos.

—Para ti.

—Gracias —agarra la pequeña rosa, le gusta esos pequeños detalles y aunque sabe que hoy en día ninguno es así, prefiere aprovecharla.

Los dos chicos se dirigen a un pequeño restaurante. Las horas pasaban y disfrutaban del bello momento, recibiendo varias miradas, una que otras buenas, pero no les importaba.

Cuando terminaron se dirigen a un pequeño parque.

—Fue muy lindo todo.

—Quería sorprenderte.

—Pues lo hiciste —ríe.

El alfa acaricia con suavidad la mejilla, amaba a ese lobito y más aun cuando se sonroja.

Los dos chicos se miraban, cada uno se acercaba de a poco, llegando así a rozar sus labios.

Marco pasa su mano por la cintura del chico, apegándolo  a su pecho y juntando sus labios. Dylan estaba entre las piernas del alfa, besándolo con suavidad y sintiendo cosquillas en su en su interior.

—Eres hermoso —susurra cuando se aleja, logrando mirar aquellos ojos verdes brillosos ante la luna— te amo.

—Yo también te amo —susurra para besarlo nuevamente, no dejando responder al alfa.

Aquellos jóvenes estaban completamente enamorados y eso podían notarlo ya que sus aromas eran soltados repentinamente.

—Uhm.. —el ojiverde mueve su cadera, frotándose en el miembro del chico.

—Vaya travieso resultaste lobito.

—Siempre lo fui alfa.

—Me encantas.

—Lo sé —ríe.

Esa noche fue muy hermosa para el ojiverde y no, no había perdido su virginidad, todavía necesitaban ir más adelante y cuando los dos estén de acuerdo, lo harán.

Al parecer la vida Dylan era casi similar a la que su padre vivió en la cabaña.

Desde ahora es su aventura, sus errores y su destino.

—Ahora me toca a mi —susurra el rizado, mirando a su alfa, porque si, ya era su alfa.

Mi Origen |Chrisdiel|Joerick| TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora