Capítulo XXIV: Bosque de los lamentos

76 21 0
                                    

Me había lanzado desde el segundo piso de la casa que era más alto de lo que debía ser. Me dolía bastante la espalda pero no era tan grave como el dolor que sentía en mi pie que era como si la rueda de un carruaje me hubiera pasado por encima o como si un caballo me hubiera pisado con fuerza el talón.

Abrí los ojos encontrando mi cuerpo tirado en el suelo como una horrible escena de un asesinato en serie. Trate de levantarme pero mi cuerpo me dolió espantosamente, suponía que seguro me había roto una o dos costillas así como me había roto el brazo derecho por haber aterrizado de mala forma al momento de mi caída. Estaba algo desconcertada aún por el impacto, me sentía algo mareada y mi cuerpo no dejaba de gritar mediante el dolor exaltado de mis heridas, pero con todas mis fuerzas y la adrenalina corriendo por mis venas fui capaz de levantarme y correr como pude, sentía el dolor en cada movimiento pero eso no me detenía, sabía que cuando dejara de correr sufriría un dolor más caótico que el que sentía ahora. Mis respiración estaba exaltada y sentía mi cuerpo caliente por la falta de ejercicio que tenía.

Mientras corría por el prado vi como Thomas bajo de un solo movimiento por las sábanas colgadas que él había atado desde el segundo piso.

—¡Victoria eres una loca!—Fue lo primero que me dijo mientras corría varios metros detrás de mí—¡Corre, no te detengas!

Otro disparo sonó de adentro de la casa y el ruido había disminuido de como estaba antes, la pelea ya estaba terminando y seguro algunos pudieron huir del área pero no era seguro, solo estábamos conscientes que debíamos huir pronto o vendría Jean en busca de nuestras cabezas.

Seguí corriendo como pude sin mirar atrás, podía sentir como el sudor corría por mi piel y mis piernas aullaban en silencio porque me detuviera. Me adentre en el bosque cercano imaginando que Thomas estaría detrás de mí, corría desenfrenada sin mirar en un solo momento para atrás siendo mi único pensamiento seguir adelante.

(…)

Mis pasos comenzaron a ser más lentas cada momento hasta que me detuve en seco en medio del bosque. Me agache hacia adelante mientras intentaba respirar con dificultad, gotas de sudor corrían por mi frente y sentía como me ardía toda la cara seguro estando colorada, mi cuerpo también sudaba con desenfreno y mis piernas dolían como si me hubieran golpeado entre varias personas. De repente sentí el dolor quebradizo en mis costillas y solo podía mover un brazo tranquilamente ya que en el otro me había roto un hueso, no salía sangre y segura podía llegar a ser una fisura en el hueso, aunque no estaba segura.

Mire a mi alrededor dándome cuenta que solo me acompañaba la soledad y el silenció insólito de los árboles que eran tan altos que no se podían ver sus copas.

—¡Thomas!—Grite alargando mis palabras pero era inútil ya que no parecía si quiera estar cerca de él.

Mis llamados quedaron en el vacío del bosque, me sentía perdida, a dónde quiera que mirase solo encontraba más árboles y grandes rocas mohosas. Camine desorientada en el bosque tratando de encontrar al menos a alguien de la tripulación pero nadie me respondía y nadie aparecía. Mis gritos de todas formas no eran muy fuertes, estaba cansada y tenía miedo de que Jean y su gente se hubieran adentrado también en el bosque en nuestra persecución. Mis costillas ya no me dolían y el dolor en mi brazo fue desapareciendo poco a poco que ahora solo parecía como un pinchazo. Ahora sentía que me curaba más rápido que antes, porque solo habían pasado unos cuantos minutos.

—¡Thomas!...—Di un último grito ensordecedor con ya pocas esperanzas de ser encontrada.

—Puedes hacer silencio  Mademoiselle…es irritante—Gire sorprendida encontrando a Olivier cerca de mí ¿Cómo no lo vi antes?

La Cruz de Zafiro [Terminada]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora