Capítulo XXXVI: Nuevos caminos

75 16 0
                                    

El barco donde habíamos convivido con quiénes creíamos eran nuestros compañeros y amigos, ahora se encontraba a varios kilómetros de distancia navegando la costa.

Después de lanzarnos por la borda, nadamos como pudimos hasta el muelle de La Rochelle y nos quedamos por casi una hora solo apreciando la ida del barco a lo lejos. Thomas y yo nos encontrábamos empapados por las aguas saladas, sentados a la orilla del muelle como en espera de algo, pero ninguno sabía que esperar esperaba.

Nuestras miradas estaban vacías y decaídas. Thomas parecía que en cualquier momento gritaría al cielo nublado, pero no lo hacía, él aunque estaba más destrozado que yo solo se mantenía sentado mirando al horizonte de una forma perdida. Sentía como si él ya hubiese perdido todo gramo de esperanza y cordura.

El silencio ahora era nuestro único compañero fiel. No tenía que decirle, y aún así, no me sentía con las agallas de mirarlo a los ojos dignamente. Thomas lo había perdido todo en su vida por mi culpa. Ya no le quedaba más nada, solo mi egoísta compañía.

Miraba como mis pies colgaban de las tablas a la orilla del muelle, observaba perdida los pequeños peces valientes que nadaban por debajo de nosotros.

Ya no teníamos a dónde ir o que hacer. Me recordaba las palabras de Olivier aquella vez que nos había raptado, aunque había sido solo una burla a nuestro estado, sus palabras eran una triste realidad. Éramos aquellas moras en ese barril infinito, caíamos más al fondo pudriéndonos cada día más y quedando ahora en un limbo al no saber si de verdad este barril que llamamos «la vida» tiene un final, o solo continuaremos cayendo para descubrir que tan podrido está este mundo.

Parpadeé un poco tratando de establecerme. Los minutos pasaban y estábamos en pleno muelle de Francia al descubierto los dos fugitivos más buscados por la ley. Debíamos irnos así sea a algún lugar conocido o una vieja choza, cualquier cosa era confortante ahora. Me levanté de la madera e iba a caminar a dónde pudiéramos escondernos, pero Thomas solo se quedó sentado con la mirada perdida. Ni siquiera noto que me intente ir.

-Oye, Thomas. Vámonos, se está haciendo tarde y no traemos capuchas por lo menos-Mi voz y actitud ni siquiera eran la misma que antes. Sentía como si la Victoria de aquella abadía todos estos días había sido enterrada y hasta el día de hoy fue que terminaron de sepultarla. Aquella frágil, ingenua y dócil creyente había muerto. Ante mi advertencia Thomas no se movió, estaba inmóvil en su lugar. Sentía un poco ganas de llorar por como había terminado todo, como había terminado él. Pero aunque quisiera llorar por alguna razón no lo hacía, tal ves porque sabía que esto no había terminado aún-¡Oye Thomas! Te estoy hablando ¡Vámonos!

Trate de hacerlo reaccionar dándole algunos empujones al costado de su hombro, pero él no me oía ni me miraba.

-Victoria...-Tardo varios segundos en continuar su oración cortada. Le costaba al menos hablar-¿Cómo sigues después de ver la vida que construiste por años solo perderla en segundos?

Él no solo hablaba de la tripulación, había perdido más que sus compañeros, había perdido a sus hermanos, su estilo de vida, sus metas, y seguro pensaba que me estaba perdiendo a mí.

-Me recuerdas a mí, aquella Victoria que fue obligada a abandonar su vida entera en la abadía y que aunque tratará de dar vuelta hacia atrás, simplemente era inútil porque el camino detrás de ti se borra a veces, y solo queda...seguir hacia adelante...

Thomas por fin volteó su rostro viéndome ahora con aquellos ojos profundos que parecía iban a colapsar.

-¿Y cuando el camino de enfrente también está borrado?

-Entonces creas tu propio camino-Yo había creado mi propio camino y forjé una nueva vida cuando solo me sentía como un pez en tierra. Solo llorar y rendirme por algo como esto no estaba en mis planes. Me volteé mirando a la ciudad dándole ahora la espalda a Thomas y decidida a dónde iría-Estuve pensando sobre nuestra relación desde nuestra visita a París. No estoy segura si estar juntos sea lo mejor para nosotros ya que terminamos perjudicando los planes del otro. Tengo un camino que tomar y no puedo seguirte a dónde tú vayas...así como tú no puedes abandonarlo todo solo por mí-Thomas solo se quedó observándome desde su lugar, no pensaba detenerme u objetar alguna excusa contra mi decisión-Ya escogí mi camino, es hora de que escojas el tuyo.

La Cruz de Zafiro [Terminada]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora