Capitulo XVI: Camino de sangre

92 25 2
                                    

Guardias comenzaron a salir de entre sus escondites acorralando a todos y cada uno de los piratas incluyendo nosotros. Nos apuntaban con sus fusibles por dónde viéramos, los piratas de Olivier estaban sorprendidos y encabronados.

Un comodoro de alto rango se aproximó. Podía notar que era la armada española por sus uniformes.

—Buenas noches caballeros—Saludo aquel comodoro elegante—Lamento su infortunio pero son enemigos de la corona española por piratería contra nosotros. Durante años han robado varios de nuestros navíos al igual que han traficando esclavos de nuestra procedencia y han vendido también varios aquí ilegalmente. No sé molesten en intentar escapar porque su barco también ha sido tomado. Serán guillotinados por sus fechorías. Enciérrenlos.

Los guardias españoles nos fueron agarrando y llevando a la prisión de Galicia.

—¡Esperen! Nosotros no hemos hecho nada ¿Por qué nos encarcelan también?—Pregunte apenas nos quitaron los trapos de las bocas.

El comodoro que había dictado nuestra sentencia se dirigió a mí que estaba siendo llevada por dos guardias españoles.

—Ustedes también eran piratas buscados por la corona española. Los reconozco a varios…y tú, no solo eres una pirata sino que también haz traicionado la iglesia católica. No eres digna de portar ese hábito o hacerte llamar una monja devota…escoria.

Me quedé atónita ante sus fuertes palabras, era ahora una fugitiva de la ley y una traidora ante la iglesia, Dios jamás me perdonaría por tales actos impuros de mi parte.

Los guardias españoles nos llevaron a la prisión de Galicia y nos colocaron de cinco personas en cada celda. En la mía estaban tres que eran piratas del capitán Olivier y solo estaba de la tripulación de Thomas conmigo en la celda el cañonero Nathan, él no hablaba porque tenía la lengua cortada así que no mantenía casi nada de conversación con los demás, mucho menos conmigo. Él capitán Olivier con el resto de su tripulación fueron también emboscados en su barco, él se encontraba en la celda frente a la mía, seguro estaba deprimido e irritado aunque solo estaba sentado en el suelo tranquilo.

Metieron a Nadine en la misma celda que él y ella como siempre molesta fue a confrontarlo.

—¡Pedazo de mierda, por tu culpa ahora seremos ejecutados!—Ella lo golpeó en el rostro haciéndolo escupir un poco de sangre, él no parecía darle importancia o inmutarse mucho ante sus provocaciones de pelea—Mereces morir maldito desgraciado.

Ella le dio otro golpe en la cara y esta vez se rio. Tenía ambas mejillas coloradas como sus golpes y el labio roto. Al notar Nadine que era inútil tratar de seguir golpeándolo ya que eso no evitaría ni atrasaría nuestro destino, aparte que parecía ya no verle el gusto a ello si el no se molestaba o actuaba, quintándole la gracias al juego.

Era extraño el pensar que esa gran cantidad de guardias nos hubieran emboscado, era como si lo estuviesen esperando, tal vez uno de su tripulación los había delatada pero no estaba segura y ya no era importante ahora porque ya habíamos sido capturados.

Nos pensaban ejecutar mañana temprano por la mañana, no nos harían ninguna clase de juicio por agarrarnos en flagrancia. Yo era acusada de piratería y traición a la iglesia católica, en comparación con los demás que solo eran acusados por piratería, me sentía igual que lo que había dicho aquel comodoro, una escoria.

Mira a Nadine que estaba sentada en el suelo de su celda con la espalda recostada a la pared, estaba sentada tal cual un hombre y miraba al techo perdida en sus pensamientos. Aunque ella no hablaba mucho estando enojada, mucho menos lo haría ahora estando en su celda con solo piratas de la tripulación de Olivier.

La Cruz de Zafiro [Terminada]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora