Capítulo VI: Buena pregunta

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—Oye Victoria, levántate pareces la bella del bosque durmiente—Escuche la voz de Thomas mientras iba abriendo los ojos.

Cuando tenía los ojos completamente abiertos, lo primero que vi frente a mí fue a Thomas que estaba parado frente a la cama tratando de levantarme. Me dio unas palmadas en la frente para que terminase de abrir los párpados.

—¿Qué hora es?—Pregunte con la voz algo ronca por apenas despertarme.

—Son las once de la mañana, la tripulación lleva despierta desde las siete de la mañana. Zarpamos desde entonces.

—¡¿Qué?! No puede ser, primera vez que duermo tanto en toda mi vida.

No quería pararme de la cama de Thomas, estaba tan acolchonada y suave a diferencia de la cama con la que dormíamos en la abadía, era solo de madera, no tenía almohadas, ni colchón, ni edredones. Lo único que nos daban era una cobija ligera y delgada para arroparnos, lo cual no servía de mucho haciendo que las noches frías fueran un desafío. Nuestra vida entera era humilde, lo único de lujo que gozábamos era la edificación tan glamurosa donde estábamos.

Recordar mis días en la abadía me daban mucha nostalgia y tristeza, saber que esos días se terminaron a tan corta edad la mía. Más que todo, el hecho de pensar en cómo pudieron terminar mis hermanas y Elina me hacía sentir repugnante, como una vulgar pecadora que se viste de "monja". Que irónico es ahora aquel dicho.

Cuando por fin pude levantarme y arreglarme un poco, Thomas me llevo a la cubierta del barco para presentarme a la tripulación de piratas. Mientras caminaba por el barco cada uno de los marineros me miraba, algunos con intriga y otros con furia. No sabía porque tanta hostilidad hacia mi si apenas tenía una noche con ellos y ni me había presentado.

—Entonces los rumores de anoche eran ciertos—Dijo burlona una chica vestida como un hombre, usando pantalón pero sin dejar a un lado su feminidad.

—A callar Nadine—Dijo Thomas con firmeza. Esta chica aunque hizo caso, tenía una pose de inconformidad—Al parecer como seguro les dijo el intendente Joyce anoche, desde ahora tendremos a María Victoria dentro del barco. No es parte de la tripulación así que no intenten molestarla dándole novatadas o poniéndola a trapear toda la cubierta sola. Ella es mi mujer y si alguien piensa que puede jugarle una mala broma a ella, pues me juega una mala broma a mí, y saben lo que pasa cuando se pasan de listos conmigo—En esa parte de su discurso Thomas sonó muy amenazante—Desde ahora estará con nosotros hasta nuestro último viaje ¿Alguna pregunta?

Los tripulantes se quedaron callados, solo se miraban los unos a los otros. Debían de tener millones de preguntas pero se las resguardaban en su interior ¿Tanto miedo le tenían a Thomas?

Después del silencio cuando Thomas ya se pensaba ir y decir su última orden, alguien de la multitud se atrevió.

—Dices que es tu mujer, pero está vestida como una monja ¿A qué se debe eso, capitán?—Hablo la misma mujer vestida con pantalón. Tenía una actitud muy extrovertida y burlona, y por lo visto a Thomas no le gustaba esa clase de irrespeto, al escuchar a aquella chica de nombre Nadine, se encamino lentamente hacia ella mientras los tripulantes a su alrededor se alejaban poco a poco, dejando un círculo individual para Thomas y Nadine.

—Buena pregunta.

Fue lo único que dijo Thomas con una media sonrisa en el rostro. Puso su mano en la boca de la chica, pasando está hasta su mejilla y como en un chasquido le lanzó una bofetada que la dejó tirada en el suelo. La mejilla de Nadine estaba colorada y está furiosa miraba hacia el suelo como si estuviese maldiciendo a Thomas una y mil veces.

—Por dios...—No tenía palabras para lo que pasaba frente a mí, me compadecí de Nadine, ella aunque con mala actitud no hizo nada malo que mereciese tal castigo.

La Cruz de Zafiro [Terminada]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora