Prefacio

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Experimentar pérdidas es parte de la vida; algunas personas pierden su primer amor mientras otros la armonía de sus relaciones, algunos pierden la esperanza, hay otros que pierden la paciencia mientras que otros pierden su alma, algunos sus certitud y otros no tienen nada que perder.

— Kagami, ¿se encuentra todo bien? —el rubio se acercó con paso apresurado y respiración entrecortada situándose frente a la esgrimista—. ¿Qué pasó con Ladybug?

— Me llevó lejos para protegernos porque el monstruo que acechaba Paris atacaba a personas enamoradas.

— ¿Personas enamoradas? —repitió en forma de interrogante Adrien con el entrecejo fruncido. Kagami asintió con una pequeña sonrisa en sus labios, pocos fueron los segundos que transcurrieron antes que la japonesa se inclinara para alcanzar los labios del joven quién confundido ante la situación tardó dos segundos en reaccionar.

— ¡No! —gritó dando un salto hacía atrás, al observar las facciones decaídas de a su acompañante, sacudió su cabeza y continuó—. Quiero decir... ¿Sí? Digo, es la primera vez que yo..., creí que sería diferente.

«Creí que iba a ser con alguien diferente».

El pensamiento del ojiverde lo desconcertó y no precisamente porque pensaba en alguien más, puesto, que siemore creyó que su primer beso iba a ser con Ladybug, el motivo de su desconcierto era precisamente que pensaba en otra azabache de cabello suelto y ojos azulados..., Marinette.

— ¿ No eres feliz conmigo? —cuestionó con voz dura la japonesa.

— No es eso, es solo que no me siento listo...

— ¿Y cuándo te sentirás listo? —preguntó. Espero en silencio un par segundo sin obtener una respuesta más que un encogimiento de hombros—. Tu indecisión me lastima, Adrien.

La esgrimista no espero más y dio media vuelta dónde se encontraba el autor rojo aguardando por ella dejando al joven con un sentimiento de culpa y confusión que contraía su corazón.

— Yo...
Las palabras quedaron en el aire mientras que su mano se metía en su bolsillo encontrando con su objeto más valioso, su amuleto de la suerte. Cerró sus ojos preguntándose qué estaba sucediendo con él y sobretodo porque había pensando en su amiga, con esa confusión sentimental y sin saber qué más hacer empezó a dar vueltas por el parque hasta detenerse en una escena que hizo que su corazón se estrujara fuertemente contra sus costillas.

—  Sí, estoy bien — sus labios se alzaron en una triste sonrisa que no alcanzo a llegar a sus ojos, los que rápidamente se vieron amenazados con ligeras lagrimas —... A decir verdad no, no estoy bien en absoluto.

Marinette prontamente que víctima de un fuerte llanto que provocó que tapara su rostro con sus manos, Adrien la observo en silencio, estático, no entendía cómo podía doler verla en ese estado, nunca había presenciado a la azabache tan triste, necesitaba abrazarla sin embargo antes que pudiera avanzar el sonido de la guitarra cayendo al suelo lo detuvo.

— Estoy tan cansada Luka — el joven de cabellos negros y azulados rodeó el pequeño y delgado cuerpo de su amiga mientras que él veía la escena con los puños apretados, debía de ser él quien le brindara ese apoyo —.  De todas esas responsabilidades y tenerlas que poner en frente todo el tiempo, jamás podré ser yo misma.   

— Está todo bien, Marinette. Puedes contarme todo o nada si lo prefieres, puedes ser tú misma cuando quieras — las palabras conciliadoras del mayor hicieron que la azabache levantara sus tristes ojos—  Cree en ti misma.

Mientras tanto, Adrien sentía que alguien había tomado su corazón y lo había apretado fuertemente haciéndolo adolecer. Entendía la tristeza que le provocaba a ver a Marinette en ese estado, siempre había sido una persona especial para él y sobretodo, era la única persona que conocía que no merecía sufrir en el mundo, esa chica era increíble pero ¿por qué le molestaba en verla en brazos de Luka? ¿Por qué deseaba tanto estar en su lugar? Pero sobretodo, ¿por qué había pensado en su amiga cuando detuvo su beso con Kagami? ¿Qué significaba todo eso?

Je t'aime [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora