Capítulo 4

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— ¿¡Puedes calmarte!? —gritó el la pequeña criatura dándole suave golpecitos al rostro del rubio.

— No puedo, Plagg, no puedo, he sido un idiota y la estoy perdiendo —confesó en un susurró roto, tirándose sobre la cama mientras tapaba su rostro con sus brazos.

— Ya te dije, chico, en vez de llorar mejor ponte hacer algo, me fastidias, sobretodo porque eres un ciego, te dije muchas veces que me gusta más Marinette que Kagami, ¿¡te imagina salir con la chica de la mejor panadería de la ciudad!? Mh, todo el queso gourmet que podría conseguir...

— Plagg, no es agradable que pienses que mis sentimientos por Marinette son por los ricos postres que hacen sus padres; ella es diferente a todas las chicas que he conocido, es noble, valiente, talentosa, una gran persona y es hermosa, sus ojos me hacen perderme en un mar de emociones..., yo solo nunca imagine que ella podría corresponder algún sentimiento hacía mí.

— Creo que deberías de hablar con ella y dejar de lloriquear conmigo, niñito.

— Tienes razón, Plagg, iré a verla como Chat Noir —respondió iluminado el rubio con una sonrisa de esperanza.

— No, niño, así solo la confundirás más, recuerda que tiene suficiente contigo y ese guitarrista.

— Tienes razón...

Tras un minuto de silencio un grito inundó la habitación: "Plagg, las garras". Chat Noir salió por su ventana saltando de tejado a tejado hasta que la observó, se veía hermosa a luz de la luna, se encontraba fuera del balcón observando el cielo estrellado cómo si fuera la cosa más interesante del mundo.

— Hola princesa —susurró el rubio aterrizando en el balcón, tomando asiento en el barandal de la azotea.

— ¿Chat? ¿Qué haces aquí? —preguntó llevando sus orbes azules confusos al rostro enmascarado.

— No podía dormir, estaba patrullando cuando vi a la princesa más bonita del mundo, ¿por qué tienes esa carita tan triste? —el rubio llevó sus manos enguatadas al rostro de la jovencita—. ¿Ya dije que luces completamente hermosa con pijama?

La azabache volteó a ver su atuendo, sonrojándose en el instante, lucia solo un pequeño short negro y una camisa de algodón rosada, ató la bata alrededor de su cintura y sujetó su cabello negro en una cola alta.

— Estoy bien, simplemente tampoco podía dormir...

— ¿Hay algo o alguien que ocupe tu mente, mon chéri? —pregunto alzando las cejas.

— No..., bueno, sí —susurro bajando su cabeza sintiendo cómo sus mejillas empezaban a calentarse mientras un sonrojo se apoderaba de ella—. Había un chico de la escuela, me enamoré de él a primera vista con su sonrisa sincera, sentía que estábamos destinados pero...

El corazón del chico se aceleraba conforme escuchaba las palabras de su amada mientras ella dudaba en continuar, ¿qué más daba? Se encontraba en su forma civil y podía ser totalmente honesta.

— Me confesó que estaba enamorado de alguien más..., pase mucho tiempo intentando acercarme a él, incluso le escribí una carta para san valentín pero la chica que ama es también mi amiga —suspiro pesadamente—. Tengo un amigo, siempre ha estado ahí para mí y me confesó sus sentimientos, también me dijo que me daría tiempo porque sabe que aún quiero a mi compañero..., yo solo estoy muy confundida porque siento que estoy empezando a sentir algo por alguien que siempre ha estado para mí y siempre lo rechacé de todas las formas porque sentía que traicionaba mis sentimientos hacia Adr..., mi compañero.

La boca del estómago del héroe empezó arder ante la confesión de su princesa, lo había olvidado y ahora sentía algo por el estúpido guitarrista, aferró sus manos al barandilla con tanta fuerza que su cuerpo empezó a temblar, mientras que la azabache sentía su rostro arder, indirectamente le estaba confesando sus sentimiento como Marinette.

La heroína moteada recién empezaba a darse cuenta sus sentimientos por Chat Noir, siempre la había acompañado y arriesgado su vida por ella, sin embargo él sólo quería una parte de ella, como Marinette la había rechazado. Al ver el semblante de su amigo posó su delicada mano en la mano de él.

— ¿Chat, estás bien? —el toque de la azabache hizo que inmediatamente el cuerpo del rubio se desestresara siendo remplazado por una sensación de paz.

— Estoy bien ahora —respondió entrelazando los dedos con la femenina, inmanentemente sonrojándose ambos—. Solo creo que el chico es un idiota al no haberse dado cuenta de tus sentimientos antes, princesa.

— Está bien, me alegro de que él sea feliz del lado de la persona que quiere, gatito.

«Si tan solo supieras, mi princesa».

— Entiendo, yo también he sido un idiota por dejar ir una chica tan maravillosa —susurró, sus palabras fueron apenas audibles por lo que la azabache le volvió a preguntar—. Nada, que debo de irme a mi casa, nos vemos pronto, mi princesa.

El héroe gatuno dejó un beso en la mejilla de su amada y se retiró saltando impulsándose sobre su barra de hierro por los tejados de París dejando a la azabache con un corazón acelerado y una sonrisa en sus labios.

Je t'aime [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora