Capítulo 10

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— Vamos por nuestro helado, Adrien.

El corazón de Adrien bombeo a toda velocidad, significaba que, de cierta manera accedía a darle una oportunidad, no cabía en emoción, con prisa se aventuró en búsqueda de la ubicación de André, el heladero siguiendo el hashtag que parejas enamoradas tiraban cómo pistas en medio de una tendencia en twitter.

Reconocer sus sentimientos hacía Marinette había sido la oportunidad de su vida, reflejado en la imborrable sonrisa que dibujaban sus labios en su compañía. Lo entendió ese día, sentados bajo un árbol mientras compartían su helado, Adrien no podía aprovechar cada ocasión para juntarse a la azabache, rozar sus manos, limpiar restos de helado de la comisura de su boca para luego chupar sus dedos el resto de ello. Escuchando una playlist que se reproducía desde el celular de Adrien, asombrándose cada minuto más, no solo por todo lo que tenían en común, como los videojuegos y la música rock. El asombro venía de la forma que tenían para complementarse.

— Marinette... —la llamo.

Ella se encontraba con el rostro en el cielo, sin embargo, con sus ojos cerrados, la brisa golpeaba suavemente su rostro despeinando su cabello que yacía ahora suelto y haciendo que su pequeña nariz respingaba de tiñera de un suave rosa, se veía preciosa. El modelo volvió a llamarla, ella sonrió balbuceando un 'hmm' perdida entre sus pensamientos.

— ¿Te gustaría bailar conmigo? —el rubio se alzó sobre sus pies mirándola con una sonrisa expectante, ella lo miró con los ojos completamente abiertos y sonrojada.

— ¿Aquí? ¿Pero, y si nos ven? ¿Y tu padre? —preguntó preocupada mientras tomaba la mano del masculino.

Él aprovechó la oportunidad para rodearla con sus brazos por su pequeña cintura, ella nerviosa entrelazó los suyos por el cuello del rubio, ya habían bailado de esa forma, sin embargo, ahora se sentía completamente diferente aceptando sus sentimientos por ella, dejando de ser un cobarde.

— Marinette, eres la chica de mi vida, me importa un carajo quién nos vea, solo quiero estar contigo —susurro en su oído apegándola mas a su cuerpo, ella no pudo responder.

La cita había sido perfecto, totalmente maravillosa, Adrien llevo a su amada a su hogar y se dirigió con una sonrisa bobalina a su mansión, no pudo evitar dar un salto de felicidad y un grito de jubilo cuando se encontró solo, bueno, casi solo.

— ¿Puedes dejar de actuar cómo una princesa enamorada? —preguntó con ironía Plagg, su portador únicamente rodó los ojos, ni siquiera Plagg podría borrar la eminente felicidad que tenía.

Esa noche apenas pudo pegar un ojo pensando en lo hermosa que era Marinette, su querida y dulce Marinette.

La mañana inició con un un muy feliz Adrien, quien se disponía a bajar con una sonrisa listo para ir al instituto.

— Te felicitó, Adrien, eres todo un Agreste —había dicho su padre.

Adrien únicamente pudo responder con confusión, ante ello, su progenitor ofreció fotografías que circulaban y hacían tendencia en las redes sociales: Adrien Agreste y su novia. Fotografías de ellos, abrazados, bailando, la reconocible cara de ridículo enamorado que ponía cada que ves que se encontraba con ella, mientras era correspondido con una sonrisa tierna.

Extraña había sido la actitud de su padre ante esto más no cuestionó absolutamente nada, si su padre apoyaba su relación no era quien para juzgarlo, por más duro y frío que fuera este, Marinette era capaz de derretir incluso el iceberg más grande del mundo.

En el instituto los comentarios no cesaron, las miradas incómodas, sin embargo, ya se había encontrado en esa situación con anterioridad y cómo la primera vez, se sentía honrado de ser nombrado cómo novio de esa preciosa azabache.

— Marinette, ¡Marinette! —gritó cuando vio a la oji-azul asomarse. La tomó de la mano dándole un suave beso en el dorso de la misma—. Espero que no te incomode que te consideren mi novia, porque yo me encuentro feliz con mi nuevo título.

Admitió guiñándole un ojo, provocando su sonrojo, Marinette iba a responder cuando se fue interrumpida por un terremoto que solía adjudicarse el título de: mejor amiga.

— A ver, ustedes dos, me explican qué demonios significa esto —interrogo Alya mostrando su teléfono ciento de fotos de su última cita.

— N-no es lo que parece, A-alya —tartamudeo la joven, quien ante la mirada incrédula de su amiga soltó la mano de su compañero.

— Es exactamente lo que parece, Alya, estábamos en una cita porque me encuentro completamente enamorado de Marinette —la azabache se sonrojó y Alya quedó anonadada, definitivamente no esperaba una respuesta así.

— ¿¡Qué!? Bueno, era evidente pero no esperaba que lo dijeras así, dime quién eres y qué hiciste con el ciego de Agreste —Adrien únicamente río y Alya aprovechó para sacar a marinette de sus garras—. Y tú debes de contarme todo, lo siento mucho, Adrien pero tengo que robarte a mi mejor amiga.

Adrien resignado a ver a su amada alejarse, soltó un bufido y las siguió al salón encontrándose con una muy enfadada Chloe.

— Simplemente ridículo, ¡ridículo! Mi Adrikins con esa panadera, ¡ri-dí-cu-lo; es seguramente photoshop —masculló Chloe saltando sobre Adrien rodeándolo con sus brazos—. Es otro chisme como el de hace dos años, Adrien no podría estar enamorado de la Dupain-Cheng sin chiste y con olor a pan.

— El aroma de Marinette es más bien a..., vainilla o algunas veces fresa, precisamente me encanta, y no, Chloe, no es un chisme, vuelvo a repetir que amo a Marinette y preciso conquistar su corazón así como ella lo hizo conmigo la primera vez que la conocí sin saberlo —comentó con voz endurecida, todos se quedaron sorprendidos pero al momento empezaron a chiflar y gritar emocionados, todos habían sido testigos principales de la novela romántica que desarrollaban ese par. Con caballerosidad de soltó del agarre de su amiga de infancia totalmente incómodo—. Y te agradecería que no volvieras a referirte de esa forma a Marinette o lamentablemente tú y yo no podremos seguir siendo amigos, Chloe.

La rubia se quedó en silencio un par de segundos, procesando lo que acaba de escuchar y soltó un sordo grito, salió corriendo del salón con el rostro enfurecido y haciendo mil llamadas a su padre.

— Creo que Chloe de rompió —bromeó Nino, provocando las risas de sus demás compañeros.

Todo riendo y pasando un momento ameno antes de empezar la jornada que nadie se figuró en la castaña que yacía en el último escritorio del salón: Lila Rossi.

Su rostro se crispó y su labio superior se alzó en un gruñido, el odio ante Marinette y los celos demonizaron su espíritu, salió del salón pasando desapercibida y cuando observó el pequeño akuma negro rodeando la escuela se apresuró atraparlo.

— Esperaba encontrarte, Hawkmoth. Me encuentro lista para conseguir los miraculous, está vez no te fallare.

—————🐞—————

Un fuerte ruido asustó a todos, la escuela empezaba a caer en pedazos, cada uno buscaba refugio, sin embargo, Marinette había salido con disimulo perdiéndose de la vista de todos, el corazón de Adrien se encogió, necesitaba transformarse pero más necesitaba protegerla.

Marinette se escondió entre una de las paredes que yacían destruidas, al lado de los casilleros, totalmente oportuno y escondido, Adrien la siguió con el único objetivo de salvaguardar su vida sin importarle qué si debía transformarse frente a ella, lo haría sin pensarlo, no iba a darse la oportunidad de perderla aunque eso costara que Ladybug lo colgara de la torre Eiffel durante toda la semana, sin embargo, al encontrar la sospechosa actitud de su amada no pudo evitar esconderse con sigilo.

— ¡Tikki, motas!

Estaba bastante seguro que su corazón se había detenido, se encontraba totalmente pálido y helado ante la impresión, la luz rojiza lo cegó por un momento mientras Marinette había empezado a ser cubierta por un traje moteado, sin embargo, ahí estaba, Ladybug.

Je t'aime [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora