Capítulo 16

4K 254 50
                                    

Adrien Agreste se encontraba besando a Lila Rossi en el salón de clases, no eran fotos, no eran comentarios de los demás acerca de lo que había sucedido, era la imagen en vivo y directo que rompió su corazón sin marcha atrás.

La respiración de la jovencita era errática, sus ojos parpadearon intentando despertar de tremenda pesadilla, sin embargo, nada sucedió. Todos sus temores se volvieron una realidad latente cuando la voz de su mejor amiga entró a escena.

— ¿Marinette? No me digas que hoy es el fin del mundo, tú en el colegio tan tem...

La frase de Alya había quedado suspendida en el aire al observar la escena frente ella: su mejor amiga con los ojos completamente cristalizados mientras observaba a Adrien y Lila juntos. La oración interrumpida de Alya fue suficiente para que Adrien se recuperará de la impresión del agarre desprevenido de la de ojos olivo separándola sin contemplaciones.

En cuanto sus ojos se encontraron, Adrien supo que se encontraba perdido, los ojos de Marinette se encontraban tan gélidos que parecían cristalizarse aún más, mientras que decepción parecía inundar en pequeñas lágrimas que amenazaban con desbordarse.

Rápidamente alejo a la castaña para tomar entre sus brazos a Marinette, desesperado porque lo escuchara la movió un par de veces.

— Mari, escúchame, por favor, tenemos que hablar —murmuró el joven con desespero. La azabache sin expresión alguna retiró sus manos de sus brazos, mientras que Lila con una sonrisa maliciosa se aprovechaba de la situación.

— Adrien, ¿qué haces? Ven, que tu novia te necesita —la coquetería en su voz hizo asquear al rubio.

— Cállate de una maldita vez, Lila; entre tú y yo no hay nada, ni nunca lo habrá, deja de mentir. Marinette, por favor, princesa —suplico.

— Ugh, eso no parecía hace unos momentos —canturrio la italiana.

— No me vuelvas a tocar jamás, Agreste —murmuro finalmente Marinette, por un segundo Adrien sintió su corazón detenerse.

— Pero, Mari las cosas no son como tú crees —el joven intento acercarse nuevamente a la piel de la diseñadora, sin embargo unas manos de tez morena detuvieron sus movimientos.

— Ya la escuchaste, Adrien —dijo Alya tajante.

Agreste tuvo la intención de debatir, sin embargo, todo se quedó en vagos intentos cuando sus demás compañeros aparecieron en el salón de clases, cada uno tomando su asiento correspondiente.

Adrien mentiría si diría que presto una minúscula parte de la atención a la clase, todo se reducía a sentir la presencia que tenía atrás y en el pizarrón solo veía aquellos ojos azules brillando decepción, sin poder aguantarlo más escribió en un trozo de papel:

Marinette, las cosas no son como crees, no te rehuses a escucharme, por favor. Todo tiene una explicación y yo nunca te decepcionaría ni fallaría, M'lady.

El rubio se volteo, Marinette rehuyó su mirada y él suspiró con pesar y dejó el papel doblado sobre su mesa, la joven no se molestó en siquiera mirarlo, lo dejó caer de su escritorio y volvió su mirada a la señorita Bustier.

Fueron las horas más largas de su vida, nunca había sentido que el tiempo pasara tan lento que quemara cada pequeña parte de su ser, finalmente el timbre sonó y Marinette apresurada salió sin siquiera hacer caso a los llamados de Alya cómo los de Adrien, finalmente su figura se estampó contra la de Luka quién recién ingresaba al instituto.

— ¿Marinette, estás bien? —preguntó preocupado al ver sus ojos acuosos.

— Por favor, sácame de aquí —respondió ella con voz quebradizas.

— Pero, ¿qué pasó? Claro, Mari, solo déjame avisarle a Juleka que me iré contigo.

La voz de un tercero interrumpió la conversación.

— ¡Marinette! —alcanzó el rubio tomándola del brazo, sin embargo, está se removió soltándose del agarre.

— No quiero hablar contigo.

— ¡Maldición, Marinette! Escúchame, por favor —suplico Adrien.

— Te ha dicho que no quiere escucharte —esta vez fue Luka quién hablo, su voz fue baja pero lo suficiente pesada para dejar claro que no iba a permitir que se acercara a ella.

— Estoy hablando con ella, no contigo.

— Y ella ha dicho claramente que no quiere estar contigo.

El ambiente empezaba a ser más pesado y los dos chicos se miraban desafiantes, Marinette se percató y rápidamente alejo a su amigo.

— Luka, por favor, vámonos de aquí.

Luka la tomo de la mano y la guió hasta su bicicleta donde desaparecieron de la vista de los ojos esmeralda. Adrien respeto la decisión de Marinette, sin embargo, tenía algo completamente claro: no dejaría ir a Marinette.

Menos por un mal, entendido.

Sí, había sido un tremendo idiota al no reaccionar a tiempo cuando Lila se aprovechó de su distracción para besarla, pero era algo que él nunca permitiría, cuando tuvo oportunidad de alejarla fue demasiado tarde, Marinette se encontraba frente a ellos.

El corazón de Adrien parecía ya adormecido ante tanto dolor que había sentido los últimos días, pero tenía claro que no iba a rendirse hasta volver a encontrar esa felicidad que la azabache podía otorgarle.

Marinette lo escucharía, escucharía que la única chica para él era ella, era el amor de su vida y no pensaba dejarlo ir tan fácil, mucho menos, por las intrigas de Lila.

Je t'aime [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora