Capítulo 8

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— Uh, ¿entonces Adrien y tú, eh? —murmuró el azabache en tono de interrogante.

Los ojos de Marinette seguían estáticos en el lugar donde el rubio había salido con un cúmulo de emociones contenidas, insegura volteó su mirada hacía el mayor frunciendo las cejas meditando sus siguientes palabras, mientras que el contrario se dedicaba a mirarla con una sonrisa suave ocultando, así, el dolor que le causaba perder a la jovencita sin apenas haber tenido una oportunidad.

— ¿Eh? Adrien y Luka, quiero decir y Marinette, bueno, no entiendo siquiera porque estoy hablando como si yo no fuera Marinette —parloteo presa de los nervios—. Quiero decir, solo somos amigos, Luka —finalmente respondió Marinette aferrándose a la barra de metal del barco con sus manos—. Bueno, no lo entiendo la verdad, tú conocías mis sentimientos por Adrien pero últimamente..., me siento confundida. Además no comprendo cómo Adrien puede decir quererme cuando un día antes se encontraba besando a Kagami...

— Tranquila, Ma-Marinette —susurró en voz melodiosa haciendo énfasis en el pronombre que había usado la vez que se conocieron—. No te agobies, todo en esta vida tiene una explicación, solo debes dejar que cada cosa encuentre su melodía y yo voy estar aquí, independientemente de tus sentimientos y con quién desees estar, yo siempre estaré para ti.

Sin pensarlo un segundo Marinette se arrojó a los brazos del mayor sintiéndose aliviada al momento en el que él la rodeó con sus brazos, Luka definitivamente era un chico increíble y con un gran corazón y Marinette se sentía culpable de no corresponder sus sentimientos porque aunque por más intentara olvidar a Adrien no lo había podido mover ni un centímetro de su corazón, sin embargo, ahora se encontraba dividida al empezar a descubrir sus sentimientos por su compañero gatuno.

Por el otro lado, Adrien no había podido sacar de su cabeza aquel rostro pecoso con dos luceros azules cómo ojos, definitivamente no entendía que había pasado y como no lo podía sacarla de su mente, quizá el temor de perderla en brazos de alguien más o sentir que la traicionaba al besar otros labios que no fueran de ella.

Impaciente y con mil ideas en su cabeza sobre lo que podía estar sucediendo en ese barco, el pequeño kwami se situaba en su hombro hostigando como un pequeño diablo en su oído.

— Seguramente ahorita deben de estarse besando con tu galletita —comentó Plagg viendo sus pequeñas pezuñas con descuido.

— Cállate, Plagga.

— ¿Qué? Solo diga la verdad, incordie lo que incordie fuiste un lento y ciego, siempre te dije que el pitufo no me daba buena espina pero ahí estabas diciendo: Marinette es solo una amiga. Ahora mírate, a punto de caer al suelo colérico.

— No me estás ayudando..., en todo caso ¿cómo sabes qué es un pitufo? —preguntó curioso el portador de la mala suerte intentando distraerse de esa imagen que gracias al pequeño gatito ahora no podía sacarse de la mente, apretó sus manos fuertemente en puño.

— Ah, ¿eso? Pues la otra vez los vi en la tele y no pude dejar de notar el parecido, ambos son muy azules también pude notar otra cosa..., las chicas no se resisten a los chicos que tocan la guitarra y cantan, de seguro ahorita le debe de estar cantando en el oíd...

Antes que Plagg pudiera continuar fue absorbido por el anillo plateado. Chat Noir salto por la ventana de su habitación impulsándose de su barra en grandes zancadas reduciendo la distancia hasta encontrarse frente el barco escondido entre uno de los arbustos.

»» ¿Desde cuándo me escondo a espiar entre arbustos? Maldición, ¿será que Plagg tiene razón y soy un acosador? Nah, solo estoy protegiéndola, cualquier cosa puede pasar..., como que tropiece y caiga al río..., ojalá ese pitufín cayera y dejar de incordiarme la existencia. Cálmate, Adrien, Luka es buen chico..., ojalá fuera un buen chico en Marte...

Atrapado entre sus pensamientos poco reaccionó a la conversación que mantenía la azabache con el major en el puerto, sin embargo, no pasó de desaparecido cuando la azabache se lanzó en un abusivo abrazo sostenida inmediatamente por Luka quién con una sonrisa la rodeaba protectoramente con su sonrisa.

»» Cálmate, no hagas nada loco, tranquilo, tranquilo.

— Suelta tus brazos de mi princesa — mascullo el héroe gatuno posicionándose frente a la pareja de amigos tomando con suavidad el brazo de Marinette—. Quiero decir, está princesa debe ir conmigo, hay un ataque de akuma y creo haber escuchado que le buscaban a ella, debo de buscar un lugar seguro.

— Este es un lugar seguro para mi Galletita —respondió Luka sosteniendo la mano de Marinette, mientras que ella se encontraba en un caos, debía de salir rápido y transformarse para combatir.

— Lo siento, pero eso no lo decides tú ¿o quién es el portador del miraculous aquí?

Marinette puso los ojos en blanco, en menos de un segundo había sido tomada por la cintura deslizándose por los cielos con ayuda del bastón, Marinette se aferró al cuello del héroe cerrando sus ojos con fuerza, definitivamente no era lo mismo correr por los techos de París sin su traje moteado.

— ¿Estás bien, princesa? —preguntó Chat Noir dejándola con suavidad en la azotea de su habitación, el sol empezaba esconderse tras las nubes.

— ¿Me puedes explicar qué acaba de pasar? Más bien, ¿qué haces aquí en vez de estar combatiendo el akuma? —Marinette se cruzó de brazos con el entrecejo fruncido.

— Bueno, quizá haya dicho una pequeña mentira —comentó con una sonrisa coqueta—. Quizá no haya ningún ataque y solo quiero pasar un rato con mi prrrrincesa.

— Eso no es gracioso, gato tonto, no puedes jugar con esas cosas —respondió la azabache con el corazón latiéndome violentamente y un sonrojo indiscreto en sus mejillas.

— Lo siento, no volverá a suceder, es solo que iba, esto, patrullando y te vi con..., pensé que salías con Agreste —comentó desviando la mirada, tanteando el terreno sin embargo era inevitable el miedo que causaba una respuesta.

— Es la segunda vez en día que me dicen eso —respondió, Marinette—. Pero, no, Adrien y yo, uhm, somos amigos..., eso creo, sigo estando un poco confundida y lo único que quiero es dejar de pensar en ello, creo que el amor es algo demasiado cansado y doloroso.

— Marinette el amor no es doloroso, las personas lo hacemos de esa forma y tú no mereces sufrir por nadie, siento haberte, siento que Adrien te haya lastimado pero no cierres a una oportunidad —Chat Noir pasó su dedo enguatado por los pómulos sonrosados de la oji-azul—. El amor también puede ser muy bonita y tú eres muy hermosa.

No aguardo una respuesta por parte de la

jovencita porque sin poder resistirse más a esos labios de fresa que le incitaban con ímpetu, unió sus labios en suave beso que inyectaba cada uno de sus sentimientos por Marinette Dupain Cheng, su primer beso, al menos el primero que recordaría para toda su vida con la chica que, definitiva, se encontraba irrevocablemente enamorado.

Je t'aime [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora