Capítulo 18

4.8K 280 139
                                    

Parecía irreal.

Un sueño hecho realidad, Marinette sonrió mientras rememoraba la escena de hace unas cuantas horas, aquella increíble escena en la que finalmente se había abierto camino en una relación con Adrien Agreste. ¿Quién iba imaginarlo? Desde sus trece años había experimentado un grave crush por Adrien desde que, con caballerosidad, le había obsequiado su paraguas, poco después, se había encontrado con sentimientos por su compañero de batallas, enamorándose de aquella peculiaridad para expresarse adueñándose de todas sus sonrisas.

El modelo nos encontraba en una mejor posición, se encontraba eufórico contando las horas de aquel reloj puesto en su pared frontal para que el crepúsculo cayera sobre la ciudad y así escapar para buscar a su doncella. Tantos libros que había leído, tantos animes que había visto de los cuales hablaban de relación y de un sentimiento tan genuino e grande como era el amor, nada de eso lo había podido expresar un mínimo a cómo se sentía.

Era invencible, era majestuoso.

Adrien sentía que podía contra todo y todos, se sentía pleno y tan feliz como creyó jamás, desde la desaparición de su madre.

— Estás muy feliz ¿no? —Adrien sintió cómo una sonrisa radiante, por lo que, Plaga continuó—. Y supongo que la irás a ver ahora, ¿no?

— Por supuesto.

— ¿Y qué ganó yo a cambio? —preguntó el kwami como quién no quiere la cosa.

— Ver a tu terroncito —respondió socarrón el zagal, la criatura ónice por poco cae al suelo..., sino tuviera la habilidad de volar.

— ¿Qué tonterías dices? ¡Habló de queso! No puedes continuar explotándome así, mucho menos sino recibo lo que merezco ¡mi preciso Camembert! —habló ignorando por completo la mención de su compañera, que más de una vez, llegaba a ponerlo nervioso como nunca antes su portador lo había visto.

— Vale, Plagg, lo que quieras, te daría hasta mis siete vidas a cambio de que me llevarás a verla —musitó el joven con una mirada soñadora, Plagg río.

— ¡Oh, por todo el Camembert! ¿Puedes no ser tan románticamente asqueroso? Sabes qué no tienes siete vidas, ¿verdad? —preguntó burlesco, Adrien rodeó los ojos y con una sonrisa se levantó de la silla frente a su escritorio.

— Es hora —habló con entusiasmo—. ¡Plagg, las garras!

Entonces su pantalón de lino olivo y camiseta blanca fueron reemplazados por un traje de látex color negro ciñendo su musculatura bien trabajada por los últimos años. El felino saltó con júbilo de ventana a tejado, con una irremediable sonrisa en su rostro visualizó en unas cuantas cuadras la habitación de su doncella, quién aguardaba por él, abrigada por un suéter salmón y su dulce sonrisa.

El corazón del héroe se sobresaltó cuando sus ojos se encontraron amenazando con salirse de su pecho, en cuclillas sobre sus piernas, la joven se acercó para rodear su cuello en un fuerte abrazo.

— Alguien me extraño —se permitió alardear.

— Cómo no tienes idea —respondió la azabache.

Marinette tomó el pequeño cascabel que colgaba en el cuello del felino atrayéndolo hacía ella hasta que sus pies llegaron al suelo, Chat Noir, sin poder contenerlo más unió sus labios en un suave y dulce beso sabor a fresa, las manos de Marinette se deslizaron por el bien trabajando torso del felino mientras que las manos enguatadas sostenían su rostro.

El oxígeno reclamó su atención, haciendo que los jóvenes enamorados se separaran sin romper contacto con su miradas impregnándose de la vitalidad del amor en el brillo del otro.

Je t'aime [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora