6. Solamente Tú

2.8K 110 20
                                    

Recomendación: escuchar la canción de fondo (adjuntada en multimedia) mientras leen el OS.

Estábamos en su cuarto. No había una pizca de ruido. Solo nuestras leves respiraciones mientras nos mirábamos a los ojos. Una luz tenue de su lámpara nos iluminaba. Estaba tan nerviosa pero había soñado con este momento desde el primer día que besé sus hermosos labios.
Sus manos pasaron de mi cintura a mi rostro, para acariciar levemente mi mejilla derecha. Cerré mis ojos ante su suave tacto.

- ¿Estás segura, mi amor? - indagó Christopher mirándome fijo a los ojos.

- Si, amor... es sólo que... - bajé mi mirada hacia el suelo mientras una lágrima caía por mi rostro.

- Bonita... ¿qué ocurre? - su agarre en mi cintura con su otra mano se hizo más suave pero comenzó a acariciar mi espalda de arriba hacia abajo, buscando calmarme.

- Lo que hay debajo de mí ropa no es a lo que estas acostumbrado a ver... volví a bajar la mirada mientras mis ojos amenazaban con largar un mar de lágrimas.

- ¿Qué quieres decir? - preguntó Chris confundido.

- Esto... - me señalé de pies a cabeza con la voz quebrada - mis piernas, mi vientre, mis pechos, mi cara...

Chris al oír mi declaración me miró indignado y con un poco de sorpresa en la mirada.

- Amor... tu cuerpo es hermoso por el simple hecho de ser así. Mis ex's o aquellas mujeres que ves en revistas o redes no pueden compararse contigo. Ellas no tienen este encanto natural que desprendes. Deja que ame tu cuerpo pero, por sobre todas las cosas, permítete amar tu cuerpo. Si tu no te amas lo suficiente, entonces con mi amor y cariño no basta.

Si antes lo amaba por ser aquel hombre romántico, sencillo, infantil, divertido y apasionado hoy acababa de afirmar mi profundo enamoramiento hacia él. El destino, de la nada, lo puso en mi camino y aquí estamos hoy...

Desde que tengo uso de razón he vivido con baja autoestima. No puedo verme en un espejo por más de dos minutos porque comienzo a encontrarme defectos. Sumado a mi sobrepeso, mi altura... sí, altura. Medir 1.80 en un país donde el estereotipo de mujer bella es 90-60-90 y 1.65 metros como mucho.
Además, todas las decepciones amorosas que he atravesado con el paso de los años han incrementado en estos problemas de autoestima... hasta que llegó él.

No soy de creer en las casualidades si no en las causalidades. Derramó su bebida en mi camiseta preferida de Jonas Brothers y, a mi sin importarme que mi actor preferido y el dueño de mi corazón era el culpable, lo insulté de aquí hasta la muralla China. ¡Era mi camiseta preferida!

Sin embargo... luego de sus 350 mil disculpas con tal de que se callara decidí invitarlo a pasear por el parque. Y, si antes era mi crush, había pasado a ser un futuro enamoramiento... y estaba aterrada.

Siempre está rodeado de bellas mujeres: actrices, modelos, comediantes, etc. ¿Cómo alguien como él podría fijarse en alguien como yo? Una sencilla profesora de Inglés con doctorado, un físico desprivilegiado y nada más.

Y aquí estamos. Tan locos el uno por el otro. A pocos centímetros de una cama y con nuestras bocas rozándose por nuestra cercanía.

Tomé impulso y le di el beso más apasionante que jamás he dado. Él gustoso correspondió a este. Lo abracé por el cuello y él me abrazó por la cintura. De vez en cuando una de sus manos tocaba mi trasero y lo apretaba suavemente.
Mientras tanto yo me encargaba de despeinarlo un poco sin romper el beso. Minutos después, por falta de aire, sus labios pasaron de mi boca hacia mi cuello.

Comencé a jadear levemente. Se había afeitado después de tantos años con barba espesa y luego de sentir sus labios por completo me causaba un escalofrío de puro placer.
Sus manos divagaban por todo mi cuerpo, acostumbrandolo a su toque perfecto.

Dejó mi cuello y, mirándome a los ojos, comenzó a desabotonar mi camisa a cuadros celeste. Botón por botón. Paso a paso. Al terminar admiró mi cuerpo semi desvestido, solo cubierto en la parte de arriba por un sostén negro. Lentamente quitó la camisa y procedí a retirarle su camiseta manga larga azul... aquella que marcaba tanto su cuerpo y sí, la misma que usó en Era de Ultron cuando interpretaba a mi adorado capitán América. Él sabía que ese look era uno de mis preferidos así que compró una réplica de aquella prenda de vestir sólo para complacerme.
Mis uñas rasgaron con suavidad su espalda ancha y llena de carne. Comenzaba bien ancha desde los hombros y terminaba reduciéndose en su pelvis. Mi dorito adorado...

Volvimos a besarnos mientras sus manos quitaron el resto de mi ropa, dejándome completamente desnuda ante sus ojos. Procedí a imitar su accionar hasta que ambos estábamos en iguales condiciones.

Christopher me abrazó y me recostó suavemente en el colchón de su cuarto. Sus labios pasaron de mi boca a mi cuello y descendieron por mis senos y luego en mi entrepierna, donde brindó una atención especial. El ambiente se calentó y se llenó de jadeos y gemidos de mi parte. Me estaba demostrando cuánto me amaba.

Sus labios abandonaron mi cuerpo y Chris se dirigió hasta su mesa de noche donde sacó de allí un preservativo, para luego colocárselo en sí mismo.

- Mírame a los ojos, mi amor... - dijo antes de penetrar mi interior. Un chillido de dolor se escapó de mis labios mientras mis uñas se clavaron en su espalda. Chris besaba mis mejillas y acariciaba mi cuerpo mientras esperaba que me adaptara a su tamaño.

Segundos después el dolor cesaba y sus embestidas aparecieron. Eran suaves y profundas. Gemía ante cada embestida y, por momentos, me callaban sus labios quienes me besaban con fervor. El dolor ya había desaparecido y ahora era puro placer pero, lo más importante, era puro amor... Christopher me cuidó, me deseó, me amó.

Comenzaba a formarse un nudo en mi bajo vientre y él pareció notarlo ya que sus embestidas pasaron a ser un poco más rápidas. Él no terminó hasta que yo llegara a mi tan ansiado primer orgasmo. Sin embargo, al parecer hasta en el sexo había una conexión mística entre ambos ya que llegamos al éxtasis al mismo momento.

Chris se acostó encima de mi cuerpo, procurando no aplastarme. Intentábamos recuperar aire mientras no dejábamos de acariciarnos uno al otro... Cuando él se recuperó por completo, salió lentamente de mí y sentí un vacío tremendo.

- Gracias por dejarme ser el primero... - dijo con una sonrisa algo cansada.

Me acomodó entre sus brazos y lo abracé como si se tratase de un oso de peluche.

- Gracias a ti por sanar mis heridas, amado mío...

Burnin' Up with Evans & othersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora