Chuuya

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Era extraño

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Era extraño.

Habían pasado cuatro años. Habían pasado por demasiadas cosas, había sido mucho tiempo. Estaban en una ciudad diferente, en un país diferente, y ninguno de ellos eran los mismos. Pero aunque el idioma fuese diferente y aunque la situación fuese completamente distinta, se sentía como si nada hubiese cambiado.

No era el mismo supermercado, pero la compra no difería demasiado de lo que usualmente compraba cuando Dazai estaba con él. Entre ellas vendas y los ingredientes para hacer una sopa de miso, la cual encantaba a Dazai. Aunque también compró diferentes cosas como cepillos de dientes, ropa para cambiarse y gafas de sol, no se sentía distinto.

Las calles no eran las mismas, la gente no era japonesa y su destino no era su apartamento, pero Dazai estaba en ese lugar, y aunque fuese un lugar completamente extraño, no se sentía así.

Elevando las bolsas por la escalera para ir más rápido y para no forzar su brazo, aligerando sus pasos, ansioso de volver a ese piso, parecía tener de nuevo con diecisiete años.

Aunque quizá no era bueno, teniendo en cuenta todo lo sucedido y lo ingenuo que era por aquel entonces.

—¿Dazai? —llamó cuando abrió la puerta. 

Solo el silencio le recibió.

Extrañado, cerró la puerta tras él y empezó a caminar, con las bolsas siguiéndole. Las dejó en el suelo de la cocina mientras volvía a llamar a Dazai, sin obtener respuesta. Todo estaba apagado menos la luz del baño.

Quizá eso era lo que llamaban déjà vu. No era la primera vez que llegaba y encontraba a Dazai o bien tirado en el suelo o bien inconsciente en una bañera llena de agua manchada de rojo.

No era la primera vez que lo tenía prácticamente muriéndose en sus brazos.

Así que corrió, sin importarle nada, la gorra que llevaba cayéndose debido a la velocidad. Por poco no rompía la puerta.

Cuando lo vio, con la cabeza apoyada en la pared y su cuerpo sumergido en la bañera, su primer impulso fue ir a chequear su pulso. Pero en cuanto lo tocó, vio que respiraba tranquilamente, y el agua tan solo estaba llena de espuma blanca.

Blanco. No rojo.

Respiración. Normal.

Sus piernas fallaron y se tuvo que apoyar en el borde de la bañera para no caer por completo. La tensión, una vez liberada, le había hecho perder el equilibrio, pero eso no importaba.

Lo realmente importante era que estaba bien.

Estaba vivo.

No pudo evitar sonreír. Ni siquiera podía creer lo mucho que Dazai había cambiado en esos años, aunque él no estuviera acostumbrado a ello. Seguía siendo el mismo genio de siempre, siempre maquinando planes, siempre metiéndole en ellos sin preguntar, pero sus ojos brillaban de otra manera, su sonrisa era diferente, brillante. Llena de vida.

𝗡𝗈𝗍 𝗠𝗈𝗋𝖾 𝗡𝗂𝗀𝗁𝗍𝗆𝖺𝗋𝖾𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora