Capítulo 23

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Daniel aprendió los ritmos de Seongwu a lo largo de la siguiente semana.

En la cama respondía mejor cuando iba despacio y le susurraba palabras sucias al oído, pero si quería algo más intenso, fuera lo que fuese, participaba de buena gana, siempre dispuesto a complacer. No podía pedir mejor amante que él. Así que era consciente de la ironía de la situación.

Fuera de la cama, Seongwu funcionaba espléndidamente si había una rutina. Se levantaba todos los días a la misma hora; se duchaba para librarse de la evidencia del sexo matinal... porque a Daniel le encantaba empezar con buen pie; desayunaba yogurt; y se quedaba en el trabajo hasta las seis de la tarde. 

Las noches le pertenecían a Daniel. Cuando no se comportaban como un par de adolescentes hormonales, dedicaban su tiempo a largas cenas, conversaciones interminables y silencios amistosos que jamás había experimentado con una pareja real.

El sábado por la noche, después de pasarse el día recorriendo uno de los museos de Seúl mientras se turnaban para hacer ridículos comentarios sobre las obras de arte expuestas, vieron otro episodio de Laughing in the Wind en la cama. Bueno, Seongwu lo vio. Él se dedicó a contemplarlo mientras le pasaba los dedos por el cabello.

Le había apoyado la cabeza en un hombro sin apartar la vista de la enorme tv colocada en la pared del dormitorio. De vez en cuando, jadeaba o se tensaba como reacción a lo que pasaba en la serie y movía las piernas desnudas, cubiertas por una larga camiseta de manga corta. Una camiseta que era suya, pero de la que Seongwu se había adueñado desde la primera noche que pasaron juntos.

No sabía cómo describir lo que sentía al verlo así, consciente de que había guardado su camiseta y de que la había estado usando como pijama todo ese tiempo, pero le gustaba lo que sentía. 

Y llevaba ya un tiempo experimentando dicha sensación. 

Cada vez que Seongwu sonreía, le pedía un beso o atravesaba la estancia para acercarse a él, pero también cuando no estaban juntos. 

Llevaba una semana entera de éxtasis, sonriendo por el simple motivo de que estaba pensando en él.

No le cabía duda.

Estaba enamorado como un idiota.

Sabía que era algo temporal, que no era real, que seguramente no acabaría bien, pero había hecho lo que ningún escort debía hacer: enamorarse de su cliente.

—Así que ella le ha salvado la vida y ahora se esconde detrás de esa cortina y finge ser una anciana. ¿Le verá él la cara algún día? —le preguntó Seongwu, devolviendo la atención de Daniel a la serie—. ¿Es ella de la que se enamora?

—¿De verdad quieres que te lo diga?

Seongwu meditó la respuesta durante unos segundos antes de asentir con la cabeza.

—Sí. Dímelo.

Daniel rio mientras lo pegaba a su cuerpo y lo besaba en la sien. Tan reflexivo y serio, pero también tan excéntrico. Le encantaba eso de él.

El algoritmo del beso [🔞] 《OngNiel》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora