Capíutulo 31

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El tintineo de la campanilla de la puerta le advirtió a Daniel de que alguien había entrado. Levantó la vista de la costura a tiempo para ver a Jihoon entrar como un tornado en el taller.


—¡Tengo una oferta!


Daniel dejó la costura a un lado.


—¡Oye, qué bien!


Su madre gritó y corrió a abrazarlo.


—Mei está muy orgullosa. Buen trabajo.


—Ni siquiera sabía que tenías una entrevista de trabajo —comentó Daniel—. ¿Qué escuela es?


Un brillo beligerante iluminó los ojos de Jihoon mientras su madre le daba unas palmaditas en la cabeza antes de volver a su máquina de coser.


—Es en una universidad. La de Seongwu.


El silencio fue ensordecedor.


—¿Cómo?


—Le pedí que me ayudara a encontrar un colegio dónde pudiera realizar mis prácticas y lo ha hecho. La próxima semana comenzaré como observador, y después prepararé algunas clases para los alumnos del curso propedéutico. Estoy muy emocionado. —Se puso a bailar de felicidad con una sonrisa de oreja a oreja.


—¿Seongwu te consiguió trabajo? —Debía de haber oído mal. Era imposible que Seongwu le hubiera buscado trabajo a su hermano.


—Lo conseguí yo. Él solo me facilitó los documentos y agendó las entrevistas, pero me he ganado el puesto gracias a mis habilidades. Hasta mis profesores me envidian por haber conseguido entrar. Si les gustas, te conceden una beca de investigación hasta el posdoctorado. Así que ya lo tengo, si no la cago.


Mei lo miró feo ante tal expresión vulgar, pero Jihoon estaba tan contento que poco le importó.


—Tienes que llamarlo para darle las gracias, Daniel —le dijo su madre con voz seria—. Esto es un gran favor.


¿Eso hacía la gente cuando sus ex les conseguían trabajo a sus hermanos? Un momento. Era imposible que hubiera un precedente. Los ex no hacían eso. Solo Seongwu. ¿Cómo iba a dejar de quererlo cuando hacía cosas así?


Jihoon sacó pecho y se sopló las uñas.


—He hablado con sus seis superiores, todos catedráticos, y la decisión para ofrecer un puesto a alguien tiene que ser unánime.


Daniel comprendió que Seongwu había visto a Jihoon. Hacía poco tiempo. Se le aceleró el corazón. Tenía que saberlo.


—¿Cómo está?


La mirada de Jihoon se endureció al oír la pregunta.

El algoritmo del beso [🔞] 《OngNiel》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora