Capítulo 20

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Mientras abrazaba a un lánguido y satisfecho Seongwu, su corazón latía a trompicones como el de un hombre ebrio.

Lo que acababan de hacer no había sido un cogida de práctica ni uno gratuito por su parte para demostrar que era mejor que su padre.

Se había follado a cientos de personas, pero nunca se había sentido tan sincronizado con el cuerpo de un hombre. Nunca se había sentido tan desesperado por complacerlo, ni tan emocionado al oírlo gritar su nombre y venirse una y otra vez.

No sabía cómo definirlo, pero estaba convencido de que eso no había sido sexo nadamás.

Seongwu lo abrazó con más fuerza, presionó húmedos besos en su hombro y cuello, y lo sintió sonreír contra su piel. Trazó una serie de arabescos sobre su pecho -un gesto que al parecer no siempre era un mal augurio- que cosquilleaban como el infierno.

Cubrió esa mano con la suya sobre su corazón para detener los movimientos e intentó adoptar una actitud profesional.

—Mírate. Espero otra crítica de cinco estrellas.

—De seis. —Su sonrisa se ensanchó y sus ojos color chocolate relucieron y se olvidaron de apartarse de los suyos, permitiéndole verlo por primera vez esa mañana.

Tuvo la impresión de haber ganado algo de valor incalculable, y aquello lo dejó sin aire en los pulmones.

—Eres malo para mi ego. Ya es bastante grande de por sí —se obligó a decir en tono ligero.

—No creo que seas egocéntrico. Eres modesto, pero seguro. Esa es una de las muchas cosas que amo de ti.

¿Amor?

Sintió una dolorosa punzada en el pecho.

Seongwu no podía enamorarse de él.

Sintió la certeza de ello con cada fibra de su ser. El amor requería de confianza, y solo un tonto confiaría en él. Era el hijo de su padre.

Pero podía demostrar que era mucho más si hacía esto bien, era lo único que podía pedir. Le echó un vistazo al reloj y se sorprendió al comprobar que ni siquiera eran las diez. Tenía la impresión de que los acontecimientos de la mañana le habían cambiado la vida, y solo llevaban dos horas despiertos.

—Me muero de hambre, y necesito café —dijo—. También necesito ir por mi coche. Toda mi ropa limpia está en él.

Sobre todo, necesitaba espacio. Seongwu estaba demasiado cerca, y necesitaba poner distancia entre ellos. Salió de la cama y se puso los jeans, consciente de su mirada de admiración. Se sintió un poco ridículo, pero era posible que se hubiera vestido más despacio de la cuenta. A lo mejor, incluso flexionó los bíceps y los abdominales mientras se subía la cremallera y se abrochaba el botón de los pantalones. Porque, en fin, ponerse unos pantalones requería mucho músculo.

—Date prisa y vístete, Seongwu.

Él frunció el ceño.

El algoritmo del beso [🔞] 《OngNiel》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora