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Lunes.

Nikeé.

Termine de ponerme la pollera del unirme y todavía no había salido de mí casa y ya tenía ganas de seguir en la cama.

Hoy era el primer día después de las vacaciones de invierno, lo cual indicaba que cada vez quedaba menos para terminar la tortura que se llamaba colegio.

Me senté en la cama y me puse las medias juntó los zapatos horribles que había que usar, cosa que me quedaban grandes así que tenía que meterle un poco de algodón en la punta.

Camine hacía la silla donde tenía la bufanda junto a mí mochila, la enrede en mí cuello y me colgué la mochila. Agarre el celular, estábamos diez minutos tarde.

Cerré la puerta de mí pieza una vez que salí hacía la puerta principal de la casa. Agarre las llaves y sali. Mí mamá me estaba esperando abajo como siempre, ya me venía venir la cagada a pedos.

Saludé el portero y por fin subí al auto, por suerte estaba puesta la calefacción. Frote mis manos en la parte superior de mis muslos para calentarlas.

Después de unos minutos llegamos por fin al colegio, mí mamá estaba insoportable. Baje del auto dando un portazo y entre al colegio. Camine hacía mí aula y apenas llegue me tiré en el banco.

—¿Que pasa López?¿Ya no saludas?— Dijo una voz atrás mío. Me di vuelta encontrandome con Nicolás, se sentaba atrás nuestro junto con Julián.

—¿Como estás amigo?—Dije mientras me inclinaba para dejar un beso en su mejilla.

—Bien todo tranqui, ¿vos?

—No dormí muy bien anoche así que ando media media.— Me reí.

Él miro por arriba de mí cabeza y sonrió. Me di vuelta encontrandome con mí mejor amiga con unas ojeras parecidas a las mías.

—Parece que estamos iguales.— Comenté.

—Ni me lo digas.— Rodo los ojos.

—¡Ay boluda! ¡No puede ser!—Chillo una que no la soportaba claramente para llamar la atención de todo el curso, como solía hacer. — ¡Me respondió!

Seguramente su primo había visto su historia y para llamar la atencion dramatizaba todo. Era insoportable, estaba todo el día gritando con esa voz chillona.

—¿A ver quien le respondió a la imbecil?— Dijo mí mejor amiga en voz baja. Kendra ya había tenido varias peleas con Pía.

—¿Cómo que te respondió él gorda?—Grito Yasmin, la amiga.

—Si boluda, mira.— Le mostró el celular.

La odiaba, por que tenía que hacer tanto espamento.

—No lo puedo creer que ese bombonazo te haya respondido.—Dijo rodando los ojos.

—Ay amiga, ¿por que decís eso?— Pregunto la estúpida.

—Y no se.

Que buena amiga, para tener amigas asi me quedo sola.

—¿Y? ¿Quien le respondió?—Le dijo mí amiga.— Digo, ya que están haciendo tanto show diganlo de una vez.

—¿Querés saber quién me respondió?— Preguntó.

—¿No escuchaste?

Pía se acerco y se paró al frente de nosotras, desbloqueo su celular y lo dejo en nuestra mesa. Se cruzó de brazos.

De reojo leí la conversación y estaba a nada de arrancarle esas extensiones de pelo rubio que le colgaban ahí. La odiaba, la detestaba, quería que desaparezca.

NIKEÉ || TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora