22. Algo más

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Apenas dos palabras y cabe una galaxia de sentimientos

Pov Meliodas

El ególatra de mi padre viajó a Italia para reunirse con un nuevo inversionista así que me "pidió" que revisara el funcionamiento correcto de la empresa, que a mi parecer sonó como una obligación en vez de una petición, pero tendré que cumplirlo, después de todo será mi deber en un futuro, aunque tal ves no haya demasiadas cosas por hacer ya que él es muy riguroso y prefiere hacer las cosas a su manera, así se asegura que todo esté perfecto y en orden.

Estoy a pocos pasos de abrir la puerta de mi casa, ya que regresé un poco tarde quiero tomar un baño y mirar una película o mejor adelantar trabajo que tenga para mañana, si Zeldris fuera una persona divertida le hubiese ofrecido ir a beber algo, pero temo que se negaría a salir conmigo por lo que ocurrió la última vez que lo invité.

En cuanto abrí la puerta noté que todo estaba en silencio y solo las luces de pasillos y jardines estaban encendidas, así que supuse que no había nadie en casa, pero borré esa idea en cuanto me dirigí a la sala y dejé mi maletín en la mesa, Zeldris salía de la cocina con un vaso de cristal.

-¡Ya llegué!- grité con intensión de molestarlo

-¡Idiota me asustaste!- devolvió el grito, fruncí el ceño por su grosería 

-Es extraño que andes a estas horas por el primer piso- comenté suspirando y dirigiéndome a las escaleras

-Puedo hacer lo que yo quiera en cualquier momento- musitó manteniendo el rostro de molestia

-Iré a mi habitación- dije subiendo las escaleras 

[...]

Terminé de darme una corta ducha y me puse una pijama ligera, no iba a salir así que me la puse para cuando termine de revisar correos que llenaban la bandeja de mi correo solo me vaya a dormir, sabiendo que demoraría en terminar bajé para ir por unas galletas que dejé la última vez que visité mi cabaña.

-¿Qué están viendo?- pregunté sentándome en un sillón al ver que aún se encontraba aquí

-Cállate- se esforzó en no alzar la voz

-Amargado- susurré mirando la televisión

Normalmente prefería mirar una película solo en mi habitación, sin que alguien comentara en medio de esta, no me gusta comer PopCorn ya que el ruido de estas al ser masticadas es desconcentrante a mi parecer, así que no tengo idea de porqué demonios estoy sentado con este amargado.

El silencio era muy cómodo, ni siquiera estaba prestando atención a lo que veía, pero al parecer él parecía estar atento a la película, su mirada centrada en la pantalla plana del aparato hacía que sus ojos se irritaran en cierto punto, los miré con una ceja alzada esperando a que al menos parpadeara, pero el sonido del timbre nos hizo voltear a ambos, emitiendo un sonido molestoso.

Esperamos a que el mayordomo abriera la puerta, pero al escuchar que tocaban el timbre por segunda vez notamos que no lo hacía, solté un bufido de molestia al saber nadie abriría la puerta así que miré a Zeldris dándole a entender que vaya a ver quién era. 

-Meliodas, deberías de ir a ver- dijo frunciendo el ceño

-Estoy cansado, que alguien más vaya- respondí de mala manera

-Tu eres mayor, ve tú- enunció al mismo tiempo que me daba cuenta que tomaba una de mis galletas

-Al parecer alguien tiene miedo- murmuré lanzando una mirada sarcástica, bufé y me levanté de manera perezosa hacia la puerta, murmurando cosas sin sentido para evitar sentir el miedo que la película me habían contagiado 

Committed by force but with love: Es solo el comienzo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora