17. Olvidar

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Pov Meliodas

Después de dejar a Elizabeth en su casa decidí ir a una cafetería para beber aquel café cappuccino que probé el día que ella regresó de su viaje, antes de estar con mis amigos, recuerdo ese día, y tomar ese café me hace dar cuenta de lo que he vivido hasta saber quien era exactamente.

[...]

Tomé pequeños sorbos del café mientras miraba por la ventana las personas que transcurrían por las calles que estaban siendo alumbradas por los postes de luz y distintos edificios, el lugar era agradable, el piso era liso y decoraciones que llamaban la atención a cualquiera.

Terminé el último sorbo y dando un suspiro dejé pagado en la mesa, posteriormente salí del establecimiento y caminé mirando el piso, o mejor dicho los pasos que daba con las manos en los bolsillos, era raro que hoy haya llovido, se acerca el invierno así que debería de nevar.

Levanté la vista para ver a una pareja tomada de la mano, que caminaban por una plaza y hablaban entre ellos, seguí caminando hasta llegar a mi auto.

Ingresé en este y di un leve suspiro, era de noche así que estaba un poco cansado, revisé por última vez mi celular para recordar la llamada, en cuanto lo hice encendí el carro para regresar a mi casa, mañana tendría que salir un poco temprano, para llegar antes de las siete.

No había nadie cuando llegué, supuse que estaban descansando, así que subí las escaleras para dirigirme a mi habitación, en cuanto llegué me quité mi abrigo y me coloqué un polo suelto junto a un short, salí de los servicios higiénicos y en cuanto vi mi cama dejé caer mi cuerpo, quedando boca abajo, pensé en el maravilloso día que tuvimos y poco a poco fui cerrando los ojos para quedar dormido.

A la mañana siguiente

Me levanté de buen ánimo, avisé a Zeldris que saldría y que no me esperaran para desayunar, subí a mi carro para ir al lugar que desde ayer tenía planeado en cuanto me avisaron.

El volumen de la radio era normal, con una canción relajante, manejaba aún con mi sonrisa en el rostro, usualmente no estaba feliz cuando conducía, pero hoy es la excepción, lo bueno es que no hay tráfico alguno, solo unos cuantos autos que rara vez pasaban.

Tarareaba un poco la letra de la canción mientras bebía una caja de jugo de manzana que había traído conmigo para hidratarme durante el camino, no me fijé que ya lo había terminado así que solo suspiré y dejé a un costado la caja, veía cada vez más cerca mi destino.

Pasaron unos minutos hasta divisar con claridad la hacienda, hace tiempo que no vengo, tal ves mejoraron las cosas, usualmente mi padre deja a cargo a alguien y ese alguien es Teo, me estacioné y bajé del auto siendo recibido por algunos trabajadores que me conocían o me tienen cierto aprecio.

-Joven Meliodas, que bueno que viene, hace mucho no se le veía por aquí- enunció Edward quitándose el sombrero

-No tuve tiempo, estuve ocupado siendo aprendiz en la empresa y con mis estudios 

-Hay mucho trabajo acá, las ganancias subieron desde que vino a administrar la hacienda junto a Teo- mencionó Josh acercándose

-Es excelente que todo mejore, iré a cambiarme y bajaré a verificar que todo esté en orden- dicho esto ingresé a la hacienda saludando al servicio que se encontraba allí dentro, subí a mi habitación y al llegar pude ver que todo seguía igual, excepto por mi closet que estaba un poco abierto, pensé que tal vez lo habría dejado así la última vez que vine, decidí ponerme una camisa a cuadros color azul, unos pantalones y unos zapatos marrones.

Bajé y al ya estar en el primer piso escuché que llegaba un carro, salí a ver de quién se trataba, no teníamos programada una visita. Llegué a la entrada y me alegró ver a la persona que venía bajando del servicio en el que venía.

Committed by force but with love: Es solo el comienzo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora