El Tiempo se agota C20 🕤

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Cruzamos la calle y, al llegar al local, ya estaban los chicos juntando las mesas y con relajo, se podía notar que había mucho que celebrar, Fátima parecía que desde hace años se llevara con ellos, todos sin duda hacían buena mancuerna. Me sentí afortunado de la vida que me tocó vivir.

-Vaya, vaya, pensamos que no iban a llegar -dijo Fátima.

-Sí, tardaron mucho, ¿eh? Ya hasta estamos levantando para servir el postre -dijo Luz sin evitar el sarcasmo.

-Si veníamos detrás del vehículo de Martín -respondí.

-Yo no vi -dijo Martín en complicidad, para seguir el juego.

Perfecta tarde fue la que pasamos, no podían faltar los interrogatorios para Fátima y Hosmar por ser los nuevos en el grupo.

Templados, vino y café dominaron en la mesa, las risas no cesaban, prestábamos atención a los chistes que contaba Rosalin, pero debajo de la mesa Hosmar nunca quitó su mano de mi pierna.

La hora bohemia llegó junto con la noche y Martín y Rosalin nos deleitaron de nuevo con sus voces, Fátima no pudo evitar las lágrimas al escuchar a Martín cantar «Un puñado de estrellas», y Estrella y Luz no podían mirarse más felices.

-Sabes que tú eres la Luz para que esta Estrella brille, sin ti no sería nada, absolutamente nada -dijo Estrella, sin poder evitar derramar algunas lágrimas.

-Y tú eres la Estrella que guía cada día de mi caminar -respondió Luz recostando su cabeza en su hombro.

Pensé que yo solo había escuchado esas palabras, pero entonces Hosmar me miró y sin filtros y total franqueza preguntó:

-¿Y qué soy para ti?

-Lo que jamás pensé que me podía suceder -respondí, mientras por debajo de la mesa colocaba mi mano arriba de la suya.

-Amo esto -dijo Fátima con euforia mientras se quitaba del rostro con sus manos las lágrimas que aún no dejaban de salir-. Espero que siempre me inviten a sus reuniones, chicos.

-Ya eres parte de esta amistad, Fátima -dije sonriéndole.

-Es cierto, eres bienvenida en nuestro grupo las veces que quieras -afirmó Estrella-. Tú también, Hosmar, siempre y cuando trates bien a mi Netin- dijo Estrella.

-Gracias y no te preocupes por eso -contestó sumamente entusiasmado.

La noche llegó a su fin y siempre estará entre una de mis favoritas, estar con él en uno de los hoteles de paso, besándonos en la alberca, nadando y jugando un poco, contando las estrellas acostados en una hamaca, sintiendo el calor de su cuerpo, besando una y otra vez sus labios, éramos uno por un instante, sabiendo que no era un sueño.

Los días pasaron y cada pieza estaba colocada en el lugar preciso, cada melodía sonó en el momento indicado, cada puesta de sol daba mayor calidez a mi ser, él era todo lo que me nutría, él era todo lo que necesitaba.

Los días pasaban, Martín y Rosalin asistían a los ensayos de la banda al salir de la escuela, Estrella y Luz tenían mucho trabajo en la cafetería ya que estaban a punto de abrir la siguiente sucursal, Fátima ayudaba de vez en cuando a las chicas y a escondidas se veía con Hosmar para terminar de planear lo que me hiciera caer a sus pies. Mientras, en ocasiones él y yo terminábamos de comprar algunas cosas que faltaban para el baile y la cena de Estrella y Luz, era mi complemento perfecto y no me incomodaba saber que podíamos acabar perdidos al no dejar de mirarnos fijamente entre la multitud, era sin duda alguna el mejor evento extraordinario que me podría haber pasado.

Sin embargo, el tiempo se agotaba, ya no podríamos vernos con la frecuencia que lo hacíamos, mi madre ya estaba a pocos días de regresar de San Nicolás y, aunque no sabíamos con exactitud el día y la hora, la adrenalina de ser amantes en las sombras nos mantenía vivos y con mucha pasión era el momento perfecto aquella tarde hornear pizzas.

Vuelve a mí. (book 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora