La hora llego 🕰️ C31

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Ocho de la mañana, hora la cual tocaron a la recámara donde estábamos Hosmar y yo, despertamos de inmediato, sería un día muy difícil que afrontar, almorzamos antes, la nana no nos dejó irnos sin nada en el estómago. Al salir, todos seguíamos sin decir alguna palabra, al parecer no había nada que diera ánimos a iniciar una conversación. Al llegar a casa de Estrella sus padres nos recibieron, ya estaba despierta, recostada en el respaldar de su cama, aún seguía bajo los efectos de los sedantes, pero eso no le impedía llorar y llamar a Luz, nuestro deber era tranquilizarla para que pudiera asistir a despedirse de ella, su cara se encontraba pálida, estaba irreconocible, al abrazarla ninguno de nosotros podía evitar llorar al verla en ese estado.

-Estrella, debes tranquilizarte, también nos duele lo ocurrido y verte así nos causa mucho más dolor, tienes que ser fuerte -dijo Fátima mientras secaba sus lágrimas con sus manos.

-Mi Luz se fue, Fátima, y no pude hacer nada, yo debía haber sido quien se muriera a su lado -dijo Estrella mientras sostenía una almohada.

-No digas eso, si tú sigues aquí es por alguna razón, debes tranquilizarte para que puedas despedirte de Luz -dijo su madre mientras se sentaba del otro lado de la cama, tomando sus manos.

-Tus amigos están aquí para ti, hija mía, nosotros también, y no sabes cuánto nos duele en el alma verte así -dijo Leonardo padre de Estrella.

-Llora todo lo que tengas que llorar, pero no digas de nuevo que tú tenías también que morir, nosotros te amamos, Estrellita, y si sigues aquí es porque nos hace mucha falta -dijo Rosalin colocándose a un lado de Fátima.

-Nos íbamos a casar, dentro de dos meses, en la playa, fue lo que platicamos minutos antes de que se impactara el tractor, estaba tan feliz... -dijo Estrella mientras nos miraba, sin poder contener las lágrimas.

Al platicar sobre todo lo que había pasado y haberse desahogado todo lo posible, Estrella se estabilizó, terminó exhausta y se quedó dormida de nuevo, la dejamos descansar y nos quedamos en la sala para esperar a que despertara y ver si podría ir al sepelio de Luz. Dieron las dos de la tarde, la madre de Estrella nos invitó a almorzar, sus padres también estaban desconcertados con todo lo que pasaba, ver a su hija sufriendo de esa manera los volvía vulnerables, solo surgió la plática sobre dónde se llevaría a cabo el sepelio, sería dentro de tres horas en el panteón particular Luz y Esperanza, Rosalin ya se había comunicado con los padres de Luz para preguntarles por ello y dar noticias sobre la salud de Estrella.

Al estar todos en la mesa, observamos cómo Estrella estaba de pie con apoyo de la enfermera que la estaba cuidando, se encontraba con un vestido color rojo, sin maquillaje alguno en su rostro, junto con una diadema que sostenía su cabello ondulado. Inmediatamente, sus padres se levantaron para ayudarla a sostenerse y sentarla en una silla.

-Estoy bien -dijo mientras con la mano rechazaba el asiento-. Lo único que quiero es ir a despedirme de mi Lucecita.

-Hija, irás siempre y cuando prometas que te tranquilizarás una vez que estemos allá -dijo su madre mientras la miraba fijamente a los ojos.

-No te preocupes, mamá, prometo tranquilizarme.

Nos levantamos de la mesa para ir hacia los vehículos y partir a casa de los padres de Luz, El efecto de los tranquilizantes estaba haciendo un buen trabajo o Estrella en verdad estaba tratando de controlar sus emociones, ya que se encontraba diferente a la Estrella que estaba hacía unas horas en cama.

Sentía miedo cada vez que nos acercábamos a la casa, no sabía si Estrella podría guardar la calma, de igual forma la enfermera iba preparada con más dosis por si se complicaban las cosas.

Una vez que llegamos al lugar, había compañeros de clase, la noticia circuló toda la mañana, fue un éxito en los periódicos amarillistas que decía como encabezado «Trágico accidente de una pareja de lesbianas, una de ellas pierde la vida en las vías del tren», y al lado de la nota estaba una fotografía de mi amiga y otra de cómo había quedado el automóvil después del accidente.

Era insoportable leer la absurda nota, no obstante, algunos fotógrafos de dicho periódico estaban ahí esperando el momento perfecto para tomar esa fotografía dramática que los sacara de la pobreza en la que viven. Qué mal la forma en la cual estas personas sacan provecho del dolor ajeno y lo exhiben solo para hacer sentir a las familias humilladas ante una sociedad que lo único que hace es juzgar lo que no acepta y comprende.

Había guardias en todo el lugar para evitar que esos fotógrafos lograran su objetivo, mantas y lonas que mostraban su cariño hacia Luz estaban colocadas en la entrada, era muy querida por todos sus vecinos, amigos de secundaria y preparatoria.

Salimos de los vehículos caminando detrás de Estrella y sus padres, el subir los escalones hacia la casa se hacía eternos, podíamos escuchar desde fuera los llantos de su madre, abuelas, primas, ya no estaba seguro de que Estrella pudiera controlarse.

Entramos a la casa, en el enorme recibidor se encontraba colocado el ataúd rodeado de miles de flores y coronas de rosas rojas junto una enorme fotografía de ella reluciendo su hermosa sonrisa. Sin duda su nombre le hacía tributo, no había veladora alguna, ni mucho menos cruces. Estrella caminó hacia el ataúd, su madre la acompañó, la enfermera estaba lista por si entraba en otra crisis, ella solo cuando estuvo junto a él abrió por un instante aquel féretro, acarciciando su rostro que había quedado intanto por el accidente, por ultima vez, sus lágrimas comenzaron a brotar. Ante lo que estábamos viendo, no evitamos también romper en llanto al escuchar todo lo que le platicaba.

-Gracias por hacerme la Estrella más brillante del universo. Mi luciérnaga, quiero que sepas que me encargaré de cumplir cada uno de tus sueños y que jamás te olvidaré, creíste siempre en mí, este no es un adiós, es un hasta pronto, mi cielo.

Decidimos colocarnos al lado del ataúd montando guardia en lo que llegaba la hora para sepultar a Luz, era inevitable observar el gran reloj que estaba colocado en la pared a unos cuantos metros de la fotografía de Luz, el sonido del tic tac generaba miedo, pareciera que era el villano que en ese momento gozaba ser el dueño del tiempo y que no hubiera poder que lo detuviera.

Vuelve a mí. (book 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora