La noche Perfecta C28 ✨

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Llegamos al Café Gallery, solo se encontraba Estrella en el café, Luz estaba averiguando las pistas desde la mañana y al paso que iba estaría en ese momento en un spa para la gran noche. Al salir de ahí no dudé en mandar mensaje a Fátima, Martín y Rosalin, para que me ayudaran en el lago.

«Chicos, necesito su ayuda para una sorpresa que Estrella le dará a Luz. Estamos Hosmar y yo en el lago adelantando algunas cosas, espero puedan venir» les escribí.

«Ok, ya voy para allá, estaba en casa aburrido», me respondió Martín.

«Ando cerca, así que allá los veo», respondió Rosalin.

«Llego dentro de treinta minutos, nenes» escribió Fátima.

Nos dirigimos a la escuela a buscar algunas cosas de utilería que necesitaría y,  partimos al lago. Era una tarde perfecta, ya estábamos terminando de colocar las luces en el árbol que estaba junto al muelle, cuando llegó Rosalin. Ayudándonos a colocar las velas y los arreglos florales en la orilla del muelle. Después llegó Martín,  Hosmar y él idearon la forma de llevar energía eléctrica hacia el muelle con la batería del vehículo de Hosmar. Fátima llegó cuando ya estábamos listos.

—¿Y qué paso?, ¿por qué esta cena? ¿Hoy se decidirán a dar ese paso? —Lanzó al aire la pregunta Martín.

—Al parecer, sí —respondí.

—¡Qué bonita forma de hacerlo! —dijo Fátima.

—Aunque parece que alguien ya se nos adelantó —dijo Rosalin mientras tomaba mi mano para ver el anillo.

—Qué bien por ustedes, chicos —dijo Fátima entusiasmada.

—¿No creen que van muy rápido? —preguntó Martín, haciendo que se volviera algo incómodo el comentario.

—No lo creo  —respondió un poco desafiante Hosmar ante el cuestionamiento de Martín.

—¿Y qué piensan hacer? ¿Cómo les dirás a tus padres? ¿Qué pasara? —preguntó Rosalin para tratar de calmar los ánimos de la conversación.

—Aún no sé, tampoco hemos ideado nada sobre qué día le diremos a nuestros padres, debemos irlo ideando en estos días.

—Bueno, sabes que cuando eso pase cuentan con nosotros —dijo Fátima tomándonos de la mano a Hosmar y a mí.

—Bueno, chicos, si no hay nada más que hacer, me tengo que ir, mi admiradora y yo andamos viendo si podemos intentar algo y saldremos esta noche. Si no hay nada más en lo que les pueda ayudar, me retiraré —dijo Martín un poco cortante.

—Solo falta tirar los globos de Cantolla cuando Estrella y Luz estén cenando, pero no te preocupes por eso, somos cuatro los que estamos aquí, así que si quieres no hay problema con que te vayas.

—Ah, bueno, si es así, ahí me avisan en qué terminó todo, tengo que irme —dijo dando media vuelta y partiendo a su vehículo.

Vibró mi celular, era Estrella:

«Netin, ya va en camino uno de mis trabajadores con la cena, para que estén al pendiente, salimos para allá dentro de veinte minutos. TQM», me escribió.

«Ok, estaré al tanto, ya cuando llegues estaremos escondidos para tirar los globos de Cantolla, cuando des la señal, sale. Yo también te quiero mucho, mi niña, y tengo también que darte una sorpresa cuando haya terminado toda su cena» respondí.

Llegó a cabo de unos minutos el chico que traía la cena y la colocamos en la mesa junto con la botella de champagne. Después, nos fuimos a colocar detrás de unos árboles para esperar la señal.

Mientras estábamos comiendo algunas chucherías que Rosalin traía, platicamos sobre lo que había pasado al término del baile, el vehículo de Estrella iba llegando al lugar, así que nos colocamos a unos cuantos metros del muelle, junto al carro de Hosmar. Estrella ayudó a Luz para bajar del vehículo, ya que llevaba una venda en los ojos, y caminaron hasta colocarla de frente al muelle, Luz se quitó la venda, después abrazo y beso a Estrella por aquella sorpresa. Caminaron juntas tomadas de la mano hasta llegar a su mesa.

El árbol con cientos de luces colgando, el muelle adornado con flores y velas, la mesa hecha de un carrete de madera, la cena perfectamente seleccionada y los lirios acuáticos en el lago eran ideales para aquella noche. Se miraban tan felices juntas, ¿quién pensaría que dos chicas que enfrentaron tantos problemas podían al fin ser felices una con la otra, ser ese complemento ideal que nunca sobrara ni faltara?

Aquella noche también una de ellas tenía planes.

—Luciérnaga de mi vida, me haces tan feliz —dijo Estrella mientras algunas lágrimas brotaban de sus ojos.

—Y tú la única equivocación que jamás me arrepentiré de haber dado, eso dijo mi madre aquella noche que le dije —respondió Luz mientras sostenía sus manos.

Estrella se levantó de la mesa y, con el control del estéreo de su vehículo, puso una canción y pidió a Luz que bailara con ella.

—Creo que es el momento de encender los globos de Cantolla —dijo Hosmar entusiasmado.

—Pero no me ha avisado nada —respondí.

—¿Tú crees que, como están de acarameladas, se va acordar de eso Estrella? —dijo Rosalin.

—Tiene toda la razón, además, ya me están picando muchos los mosquitos —dijo también Fátima mientras mataba unos cuantos mosquitos con sus manos.

—Bueno, tomen uno y enciéndalo, lancen todos los que puedan —respondí dándole a cada uno de ellos diferentes globos de Cantolla.

No tardamos mucho hasta que el cielo estuvo iluminado con nuevas estrellas que en destinado trayecto se consumirían, Luz y Estrella miraron hacia el cielo.

—¿Esos globos son para nosotras?—preguntó Luz.

—Sí, cada uno de ellos  —respondió Estrella 

Ambas miraban al cielo juntando sus rostros, no dejaban de bailar, fue cuando Estrella tomó la mano de Luz y la miró como si no hubiera un mañana para ellas.

—Luz, ¿quieres formar parte de mi vida por siempre? —dijo mientras ponía entre sus manos un anillo de oro con un diamante.

—¡Qué curioso! —dijo Luz mientras de su peinado sacaba otro anillo igual—. Yo también quería pedirte lo mismo esta noche, mi Estrellita hermosa.

Ambas compaginaban perfectamente, tanto que podían saber que querían las dos, terminaron de colocarse los anillos y siguieron bailando mientras sus labios creaban el ritmo ideal para terminar con la luna siendo testigo de su amor.

Sabíamos que era hora de irnos, habíamos logrado nuestro objetivo. Hosmar sacó de la cajuela una segunda batería para el auto, la colocó y nos dimos a la fuga antes de interrumpirlas en aquel momento íntimo, donde la ropa eran piezas secundarias.

Paramos en un puesto de quezadillas que estaba a unas cuadras del lago, decidimos parar a cenar y hacer tiempo para esperar a las chicas, ya que no era muy prudente después de todo dejarlas solas en el lago, algo podría pasar. Al cabo de una hora, pasó el carro de Estrella, al vernos en el puesto sonó el claxon de su vehículo y frenó enfrente de la mesa donde estábamos, Luz nos mostraba desde el vehículo su anillo, se encontraban felices.

—Vamos al café para festejar —gritó Estrella desde su lugar.

—Claro que sí, pedimos la cuenta y vamos para allá  —respondí emocionado.

Vuelve a mí. (book 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora