El encuentro C37 ☄️

22 6 0
                                    

Me coloqué a unos cuantos escalones del estrado principal, seguía cada orden dada por Owen, llegó el momento de los anillos, de escuchar el «Yo, Aitana, te tomo a ti, Carlos Hosmar, como mi esposo y prometo serte fiel hasta que la muerte nos separe».

Las coincidencias no sé si existían en ese momento, pero el segundo nombre lo tenía muy presente. Llegó el turno del novio y me dirigí de inmediato con una toma corrida hacia enfrente de ellos, dando la espalda a los cientos de personas que escuchaban aquel pacto, para poder tomar de ambos sus perfiles y que se pudiera apreciar el Cristo que estaba de fondo.

-Yo, Carlos Hosmar, te tomo a ti, Aitana, como mi esposa y prometo serte fiel hasta que la muerte nos separe.

Quité la mirada de la pantalla de la cámara, tenía que comprobar lo que estaba viendo. Era Hosmar, jurando amor eterno, sonriéndole de una forma en la cual jamás me había sonreído, sus ojos a cada instante brillaban, tenía que seguir grabando, solo hasta que llegara el ayudante de Owen. Se rompió cada fracción de mi corazón, ese momento fue cuando pude saber su nombre completo y apellidos, patéticos al igual que él, llegó el momento de las arras, cada una de las que cayeron en sus manos fueron para mí espinas que se enterraban en mi interior. No podía evitar derramar algunas lágrimas, podía sentir que alguien me miraba, sin embargo, no podía perder tiempo en alguna distracción. Después de ello, se hincaron para ser unidos por un lazo de plata, me coloqué de nuevo de su lado, esperando que volteara y se diera cuenta de que estaba siendo yo el encargado de grabar su feliz momento. Los mariachis entonaban gloriosos el Ave María mientras comulgaban, por Dios, más sal a la herida no podían causarme. En ese momento llegó el ayudante de Owen, de inmediato le cedí el lugar. Fue entonces cuando Owen le pidió a la feliz pareja de reecién casados voltear hacia la cámara, yo ya estaba bajando de los escalones, sabía que me había visto. Caminé hacia la salida por una de las alfombras rojas. Felicidades, Hosmar, ganaste el Oscar a mejor impostor. Mientras, yo el oscar al ingenuo del año, esperaba alguna locura en ese momento, que gritara mi nombre y se levantara de aquel lugar para correr hacia mí y huir; lo juro, se lo hubiera perdonado, sabía que había alguna explicación. Sin embargo, nunca ocurrió, al estar en la parte de fuera traté de controlar mis nervios, mi intuición no estaba equivocada, alguien me observaba e inclusive me siguió. Al secarme mis lágrimas, a mi costado estaba una señora con una fuerte presencia, engreída al igual que Raquel y la güera oxigenada, con un vestido entallado negro con plateado de alta costura y un peinado exuberante propio de las modas de pasarela.

-¿Creíste que te quedarías con mi hijo?

-¿Disculpe? -respondí mientras trataba de entender.

-Yo sé quién eres, sabía todo desde el comienzo. Sin embargo, sabía que esto solo era una faceta de confusión, agradezco que haya concluido.

-Usted supo quién era...

-Antes de que sigas, ni se te ocurra cometer alguna tontería una vez que salgamos de la iglesia, es más, estoy dispuesta a recompensarte en este momento. ¿Cuánto vales, jovencito? -dijo mientras sacaba de su bolso su chequera.

-Despreocúpese, señora, no haré ninguna tontería -dije mientras me retiraba el anillo de mi mano para dárselo junto con el broche.

-Muy bien, encontrarás lo que te mereces, se ve que eres un buen chico, sin embargo, para el mío no. Suerte -respondió después de haber recibido las cosas, sin esperar alguna respuesta de mi parte.

La lluvia ya había comenzado, no me importó caminar hacia donde había dejado el vehículo, no había motivo alguno por el cual mantenerse seco, era la única forma de que mis lágrimas se confundieran con la lluvia. Las calles se encontraban solitarias, no había ningún vehículo transitando, solo quería huir de ahí, de ese escenario gris. Subí al vehículo y conduje de inmediato a casa, mantenía la esperanza de que marcara en ese momento, en verdad que la tenía, golpeaba el volante una y otra vez, y seguía escuchando nuestra canción, Hosmar, no sabes lo difícil que fue lidiar con ello.

Vuelve a mí. (book 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora