CAPÍTULO 8

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-Martín, te estuve esperando.

-Lo siento mamá, se me hizo tarde acompañé a una amiga a su casa…

-¿Una amiga? A Carmen no le agradaba la idea de que su hijo saliera con alguien, puesto que al ser él su única familia, sentía un gran recelo por Martín. Puso una cara de desagrado y continuó hablando. –Bueno Martín, no renegaré hoy y obviaré el hecho de que viniste en este estado a la casa.

-Mamá… Lo siento. Martín sabía que el que su madre le reclame por algo así, resultaba muy vacío por que ella había venido así en múltiples ocasiones cuando él era menor, sin embargo no le gustaba disgustar a su madre; que para bien o mal, también era lo único que tenía.

-Está bien hijo, no importa. Dijo mientras una sonrisa empezaba a dibujarse en su rostro.

-¿En serio? A Martín le sorprendió que su madre no se haya enfadado tanto como de costumbre.

-Sí, hoy es un día feliz. Carmen se puso de pie, entusiasmada empezó a contarle el por qué a Martín. –Estoy comprometida con Gabriel, su cara reflejaba una alegría que él no había visto hace tiempo.

-Eso es fantástico mamá… Me alegra mucho que seas feliz. Realmente no era algo que alegrara a Martín, él aún seguía pensando en su padre, pero sabía que su mamá ya había estado sola mucho tiempo, por lo cual decidió darle un abrazo para mostrarle que era sincero lo que decía.

-Estoy muy feliz, el vendrá uno de estos días a la casa; quisiera que se conozcan.

-No estoy seguro de eso mamá… Mejor vayamos a cenar a otro lado. A Martín le desagradaba la idea de que alguien que para él era un extraño venga a su casa, donde tenía aun los recuerdos de su padre.

-Martín, no es algo que este en discusión, me casaré con él; así que tienes que conocerlo y vendrá. Esto a él le sentó mal, por lo que solo asintió con la cabeza, charlaron un rato más, aunque sin mayores discrepancias.

-Buenas noches mamá. Se despidió cansado; se habían quedado hablando hasta muy tarde.

-Hasta mañana hijo. Carmen permanecía con esa sonrisa en su rostro.

Martín entro a su habitación, miro el oso de peluche que le había regalado su padre, suspiró y se acostó. Tenía muchas cosas en que pensar, había sido un día feliz, ya no tenía que preocuparse por tener problemas con Lucas, pero ahora la idea de tener que conocer a Gabriel le causaba  incomodidad, para su suerte el cansancio pudo más y terminó quedándose dormido sin darse cuenta.

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