Capítulo 8. De Vuelta A Casa.

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Dicen que es una tortura dejar a alguien encerrado en una habitación cayendole gotas encima. . .

Ahora mismo podría jurar que sí.

Es molesto y cargante pero por lo menos me había distraído en los últimos días. Espero que a él también le haga más amena su estancia... Bueno, si los muertos se aburren claro está.

Empujé uno de los espejos, que era "una puerta secreta".

WOW QUE GRAN INNOVACIÓN!
No puedo con estos humanos y sus intentos de esconder cosas con sus puertas que parecen  otras cosas.

Salí de la sala de tortura, dejando a lo que quedaba de Frederich detrás, subí unas escaleras metalicas de esas que chirrían más que los muelles de la cama de un motel barato y entré en la habitación de la cama redonda, el terciopelo y el espejo en el techo. PROSTIBULO MODE ON.

Seth estaba tumbado en la cama, con las manos detrás de la cabeza, mirándose en el espejo del techo.

- ¿Te encuentras hermoso y bello cual princeso? -  le dije mientras me reía.

- Arrebatador- me sonrió y se tumbó de costado para poder mirarme. - ¿Qué tal fue...?

- Aburrido, como siempre.

- Por tu aspecto, quien lo diría - me miró de arriba abajo - pareces recién salido de una peli porno gore, tal vez Snuff.

Me miré, tampoco estaba tan mal, el pantalón corto que llevaba estaba cubierto de sangre, la camiseta,estaba hecha jirones y también empapada en sangre...

Otras veces había acabado peor, por lo menos esta vez aún llevaba ropa.

- Ya sabes que yo sin el Snuff no soy nada, ni se me levantaría. - Le guiñé un ojo. Me tiré a su lado en la cama y cerré los ojos.

- Bueno,ya que has pasado los preliminares... - puso una mano sobre mi pecho.

Abrí los ojos, le miré y levanté una ceja.

-  No me jodas eh

- Hahahaha aún no te la he metido y ya te estás quejando.

Suspiré y me levanté de la cama, ya bastante s&m había tenido por el momento, y sería más seguro para los orificios de mi cuerpo apartarme de Seth, ya que no estaba en condiciones de apartarlo si a él le apetecía violarme.

Asique mejor prevenir que curar. Aunque siempre me quedaría amenazarle con que Shio lo destriparia si me tocaba.

- Vamonos a casa, Shio espera.

Suspiró él también y se levantó de la cama.

- Como el jefe mande.

Me abrazó y me levantó la cara para mirarme  a los ojos.

- Ya tendremos tiempo una vez te duches y te quites toda esa repugnante sangre humana del cuerpo. -  me besó.

Me estremecí solo de imaginarmelo.

- Nofiehrin hala thalpor.










Heaven tearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora