Capítulo 19. Conversaciones.

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Todos se apresuraron a abandonar la sala lo antes posible. Se notaba que se tomaban las amenazas del rey muy en serio. Seguro ya había rodado más de una cabeza por el suelo por no hacer lo que él quiere con la suficiente rapidez.

Nos quedamos los tres solos en silencio, mirándonos.

- Bien, aunque me encante observarnos unos a otros a los ojos en silencio, mientras intentamos comunicarnos mentalmente, cosa que por lo que veo todavía tenemos que perfeccionar, ya que no está funcionando. Tengo más cosas importantes que hacer como gobernar un reino lleno de demonios sádicos. Así que desembucha antes de que me largue a hacer cosas útiles. - Dijo Alexander señalando a su hija con la mano.

- Venía a proponerte una alternativa razonable para que no dejes que Jake se suicide sometiéndose al ritual de las runas.


- Vaya, así que es eso. - Alexander puso los ojos en blanco. - Lo siento, eso ya está decidido. El chico quiere suicidarse, no es mi problema como quiera hacerlo ni mi trabajo impedírselo.

Eiza miró a su marido con cara de desaprobación.


- Bueno, que tal si tu me das la vida de Jake a cambio de otra cosa.


- Niña... ¿acaso crees que hay algo que ya no posea? Soy el rey del infierno. Tengo todo lo que desee al alcance de mi mano y no te necesito a ti para conseguir nada. No seas creída, no te educamos así.

- Bueno querido, si fuera por ti, la habríamos criado así. Te recuerdo que de esa parte de la educación me encargué yo, gracias a los dioses. - Dijo Eiza medio riéndose.

- Lo que cuenta aquí es el trabajo en equipo Eiza. - Dijo Alexander guiñándole un ojo.

Eiza se volvió a reír. Puse los ojos en blanco.

- Bueno, tal vez tu no quieras escuchar a Shio pero yo si. ¿Cómo pretendes salvar a Jake de algo que él mismo a elegido y sin su consentimiento? ¿Sobornando a tu padre? ¿Piensas que eso hará que cambie de opinión? Tu padre es tan cabezota como tú misma, dudo que vayas a conseguir hacerle cambiar de opinión fácilmente. Aunque por otra parte a mi no me tienes que convencer de salvar a Jake. Tienes mi bendición con lo que sea que pretendas hacer, mientras no te mates en el proceso. Eres nuestra hija y todavía tienes cosas que hacer por el reino, recuerda eso antes de hacer una imprudencia.

- Lo sé, no tengo intención de suicidarme. Venía a hacer un trato con papá, seguro que hay algo del mundo humano que te mueres por tener y afortunadamente, al no ser yo miembro de la corte y poder entrar y salir de este mundo podría... no sé, traerte algo de allí.- Dije mientras sonreía. -Claro está si estuvieras dispuesto a cooperar con lo de Jake.Alexander sonrió levemente mientras se incorporaba en el trono.


- En el hipotético caso de que fuera cierto y hubiera algo del mundo humano que yo quisiera poseer...¿Piensas que sería suficiente para dejar a tu estúpido Jake con vida y perderme la función de su muerte?


- Si, lo pienso.


- Pues estás en lo cierto. - dijo Alexander levantándose del trono. - Tienes mi visto bueno, así que si me disculpan señoritas, tengo gente a la que someter y cortar la cabeza. Y la sed de sangre y destrucción no perdona. - Hizo una leve reverencia a lo princesa y salió de la sala del trono.


Mi padre a veces era un poco peculiar. Tal vez lo daba gobernar.


- Entonces cuál es tu plan- dijo mi madre.


- Sé que no podemos intervenir durante el ritual así que lo mejor es que no se celebre.


- Perfecto y según tu ¿Qué excusa vamos a usar para cancelarlo?¿Tal vez fingir una gripe 

durante los próximos 500 años para que los ancianos lo olviden?

- Es mucho más simple que eso. Solo tenemos que celebrar una boda.


- Vaya... Magnífico ¿Con quién pretendes casar a Jake sin su consentimiento? - dijo mi madre volviéndose a reír.


- Conmigo evidentemente.


Eiza paró de reír y la miró frunciendo el ceño.


- Muy graciosa la broma ¿Con quién?


- Te lo acabo de decir, conmigo. Jake y yo estamos enamorados, llevamos juntos desde que me marché del palacio. Si nos casamos todo se solucionará. Además nos amamos. Tu siempre has querido que volviera y me hiciera cargo de mis responsabilidades como heredera. Eso haría y con Jake todo sería mucho más fácil, mucho mejor.


La cara de Eiza fue cambiando de la sorpresa a el horror mientras hablaba. Se quedó callada un momento, observando a Shio.


-Si... Ya es hora de que cumplas con tus obligaciones como heredera y dejes de jugar a ser demonio por ahí.


Shio sonrió y se acercó a su madre para abrazarla. Eiza se levantó y la apartó de un empujón.


- Pero no con Jake. Jamás te casarás con él. Nunca permitiría que eso pasara, en esta vida ni en la siguiente.


-Pero...


- Jake no es para ti y no tendrás nuestro consentimiento para esto. Aunque le tenga que ver morir en el ritual de las runas, lo prefiero a verte casada con él.


Shio miró a su madre con ira.


- ¿Prefieres que muera?


-Si. - contestó Eiza fríamente mientras se marchaba hacia la puerta.


Shio se quedó helada, sin saber que decir, la rabia, la ira, la frustración la consumía. No entendía la reacción de su madre. ¿Por qué le quería quitar a lo que más amaba en este mundo?

- Shio, habrá una boda. No volverás a salir de este palacio. Te quedarás aquí y cumplirás con tu trabajo como heredera casándote con alguien del reino que nosotros seleccionemos. No tienes permitido acercarte a Jake, ni poner un pie fuera de este palacio.

Eiza salió de la sala y me dejó sola.

Heaven tearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora