Capítulo 6. Ella.

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Uno... Dos... Tres...

Gotas.

Rojo, negro, blanco.

Una gotita, otra y otra más...

Piel, Músculo y hueso.

Uno, dos, tres.

Dicen que los demonios no sentimos dolor, pero aquello me estaba quemando en vida.

Una gota caía en la piel, otra caía y se deslizaba entre las heridas y otra más veloz, más ávida de muerte, llegaba hasta lo más hondo, entrando en los huesos.

¿Quién eres?

Uno…

Y todo volvía a empezar.

Una sierra, una cadena, un colchón en el suelo…

Sangre, el olor a sangre estaba por todo el lugar, los espejos rodeaban las paredes, incluso el techo estaba cubierto por ellos.

Cadenas. colgaban del techo para sujetar me de los brazos, y otras del suelo que me agarraba las piernas, dejándome en forma de X.

Todo este trabajo para evitar que me fuera.

¿Irme?

Estaba oscuro, y no se escuchaba nada, solo el caer de las gotas.

Una gotita, y otra.... y otra más.

¿Quién soy yo?

Me mordí el labio, y la sangre corrió por mi piel, era cálida, como un amanecer.

¿Quién soy yo?

Cerré los ojos, dejándome caer en la oscuridad más profunda de mi mente. Caminé y caminé en la oscuridad, sin rumbo fijo.

¿A dónde tengo que ir?

La oscuridad reinaba en todo, lo vivo y lo muerto, la realidad y mi mente eran una misma cosa. Nada había en ninguna de ellas. Seguí caminando en esa oscuridad deseando encontrar algo, daba igual qué.

- Mi dulce Jake- dijo una voz de mujer.

Miré a todos lados, pero solo seguía estando yo en la oscuridad, no había nadie más, no veía a nadie más.

-¿Dónde estás? -  me giré y empecé a correr -  ¡respondeme! - me caí al suelo - respondeme, por favor. - le imploré a la voz-  no me dejes sólo.

- Aquí.

Me giré hacia la voz y no encontré nada.

-¿Dónde? - chillé desesperado.

-Aquí.

Delante de mí apareció una figura, no tenía forma definida alguna, solo era una cosa difusa, una forma sin forma, extendí la mano para alcanzarla, ella también alargó una de sus extremidades. Estaba a unos escasos centímetros de tocarla cuando de pronto se paró. Retrocedió, yo me tambaleé hacia delante para poder alcanzarla y la figura en vez de salir corriendo, como pensaba que iba a hacer solo cogió impulso y me empujó.

De pronto, estaba cayendo, por una rendija, saliendo de la oscuridad, cayendo desde muy alto. Chillé, el suelo estaba cada vez más y más cerca. Cerré los ojos con fuerza y esperé el impacto contra el suelo pero de pronto... Nada.

Volví a abrir los ojos y me encontraba sentado en un prado, un prado de flores altas y césped crecido, verde, azul y blanco.

El viento corría como un animal salvaje entre las plantas. Las montañas a lo lejos se erguían como si nada en el mundo las pudiera igualar.

Heaven tearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora