Capítulo 9. Metiendo La Pata...

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Llegamos al arco de piedra de al lado de nuestra casa en Nofiehrin. Me separé de Seth, antes de que de verdad me violara y empecé a andar hacia la casa.

Entré, subí las escaleras de dos en dos y me metí en el baño. Eché el pestillo detrás de mi, por si las moscas, y me dejé caer en la puerta. Era un poco irónico que un demonio, el cual acababa de destrozar a golpes a un humano a sangre fría, se escondiera detrás de una puerta de madera de otro demonio, teniendo en cuenta que ni la puerta ni el pestillo aguantarían ni medio segundo si este quisiera entrar en la habitación.

Debe ser que ver tanta película de terror en el mundo humano me estaba afectando.

Me desvestí y tiré la ropa al suelo, abrí el grifo de la ducha y me metí debajo del agua. Caía helada sobre mi piel caliente, y se iba llevando la sangre, dejándola correr por mi piel hasta el desagüe. Volviéndolo todo de un color rojo vidrioso.

Apoyé una mano en la pared mientras el agua seguía corriendo, levanté la cara y cerré los ojos. Unos ojos azules me miraban desde algún lugar, intensamente, me quitaban el aliento, me asfixiaban. Era un sentimiento que me hacía estremecerme y agonizar por dentro .

- ¿Dónde estás, mi alma?

Me restregué con la esponja por todo el cuerpo a conciencia, para quitarme toda la basura humana que pudiera tener de mi visita a Papichan. Aunque me estaban entrando ganas de usar un estropajo y arrancarme hasta la piel y puede que hasta la memoria de algunas partes... sobre todo de la parte del médico y su incesante necesidad de explorar mi colon.

Cuando ya no quedaba rastro de sangre y, mi bonita piel resplandecía limpita, cerré el grifo, salí de la ducha, cogí una toalla del armario, me sequé y me la puse en la cintura cual falda, para no salir desnudo.

No es como si me importase estar desnudo , simplemente trataba de mantener mi integridad rectal, ya que salir desnudo por la casa con Seth suelto sería como ponerle a un necrófilo un cadáver listo para ser follado.

Abrí la puerta despacito, y miré para ambos lados antes de salir. Por si el desgraciado de Seth me estuviera esperando a la salida del baño.

Ya, lo sé , me preocupo demasiado por mi virginidad anal. Pero no puedo evitarlo, soy un demonio con principios...

Salí sigilosamente hacía mi habitación, cerré la puerta y salté encima de la cama.

- Por fin.

- Hogar dulce hogar ¿no?

Me erguí y miré al frente. Encima de mi mesa estaba sentada Shio. No la había percibido al entrar. Como mis sentidos "demoniacos" estaban en la mierda debido a la gran pérdida de sangre plus la gran cantidad de energía que había tenido que gastar en recobrar mis miembros mutilados plus que no había "comido" nada desde que me había marchado a la tierra a trabajar.

- Casi me matas del susto…

- Como si fuese eso a pasar, no te mueres ni aún asesinándote.

Enarqué una ceja. Perfecto, lo que me faltaba, un jodido demonio loco por perforarme el orto y ahora también una demonia superior cabreada. El día no podía ir a mejor...

- ¿Te a bajado la regla?

Puso los ojos en blanco.

- Vete al infierno.

- Amor, si acaso no te has percatado, vivimos en él.

La guiñé un ojo. Ella me sacó la lengua.

Me levanté de la cama y fui hacia ella. La levanté de la mesa y la sostuve entre mis brazos.

-Me alegro de verte - la susurré mientras la acariciaba la mejilla .

Heaven tearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora