Reina. ||Kuroo Tetsurou.

Capítulo uno.

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El timbre sonó anunciando que ya se habían acabado las clases así que, como era normal, recogí mis cosas para ir a mi casa y salir de este infierno en el que me quedo por horas con personas que me dan mucho asco.

Me puse los auriculares en mis orejas y Stressed out sonó en mi lista de reproducción, me coloqué la mochila y caminé hacia la salida lo antes posible.

A mi segundo año de preparatoria en el instituto Nekoma, ya me había metido en bastantes líos con los profesores y muchos alumnos, hasta el director estaba harto de mi comportamiento.

Pero no era mi culpa, me provocaban mucho.

Bueno, puede que en parte tenga culpa por solucionar las cosas a golpes, las personas me tocaban la moral y conseguían que me enfadara por completo, así que ellos se lo buscaron.

Los profesores no me dejaban en paz diciéndome cada dos por tres que tenía que mejorar mi comportamiento lo antes posible para no perder el año y tener que repetir curso, ya que me habían expulsado varias veces y había estado acumulando sanciones. Por las notas no me preocupaba demasiado, pues se me daban bastante bien los estudios.

En fin, salí del Nekoma y caminé hacia mi casa a paso lento, no lo quería admitir, pero de vez en cuando me sentía algo sola ya que nadie se acercaba a mi por miedo a que le hiciera algo. No les culpaba, yo misma me gané esta reputación de mierda.

Pero, como dicen, mejor estar sola que mal acompañada.

Había experimentado amistades falsas y amistades por interés, por eso mandé a todos a la mierda y decidí caminar sola, sin tener a nadie a mi lado. Pensaba que podía arreglármelas bien sin nadie conmigo.

Llegué a mi casa y dejé la mochila en algún lugar que poco me importaba. No había nadie y no me extrañaba, mi padre se fue con otra cuando se enteró que mi madre estaba embarazada y ella comenzó a darle al alcohol conmigo en su tripa.

Así he salido.

Suspiré un poco, cogí una mochila desgastada y pintada, pues ahí llevaba los sprays y algunos bocetos de graffitis que había hecho semanas atrás.

Me puse mi sudadera favorita, aunque un poco vieja, y salí a buscar algún lado donde pudiera pintar tranquila y sin tener a algún policía echándome la bronca por pintar en una pared.

Sí, ya había pasado.

Estábamos en los suburbios, no era como la ciudad así que esto era mucho más tranquilo y menos transitado como lo estaría el centro de Tokyo.

Llegué a un pequeño descampado, me coloqué de cuclillas en frente de la pared para poner mi mochila al lado y sacar algún boceto y sus sprays correspondientes.