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Alexander miraba a su hermana, la cual respiraba con bastante dificultad mientras que Deaton intentaba curarla pero, la reciente, perdida de ira del brujo le había hecho alarmarse.
—¿Qué pasa?— Preguntó Scott llegando, tras él estaba Derek y Jackson, el cual se había negado a no ir.
—Veo que el plan de Elara salió tal y como su madre predijo.— Los cuatro chicos le miraron confundidos mientras Deaton terminaba de curar o por lo menos, desinfectar, la herida de la chica. Entre Alexander y Scott la dieron la vuelta. —¿Veis sus ojos?— Los cuatro vieron que el azul de su iris había sido sustituido por un verde intenso.
—Recuerdo haber visto ese color en sus ojos, hoy le he visto y hace unas semanas.— Aseguró Jackson.
—Es el color de los videntes.— Los cuatro le miraron confundidos.
—¿Videntes?— Preguntó Derek sorprendido.
—Así es. Es una habilidad poco común, heredará de generación en generación. Si como Elara intuyó, Heather era una vidente, explicaría porque Gerard las quería, a las dos, muertas. Los videntes dependiendo del color de sus ojos predicen unos hechos u otros, pero son criaturas muy escasas, más escasas y raras que un Kanima.— Miró a Jackson.
—¿Y que ve ella?— Preguntó Scott mirando a su jefe.
—Muertes. Por eso recordaba tan bien la muerte de su madre.— El veterinario empezó a limpiar la sangre que había en todas partes. —Suelen empezar con muertes pasadas, evolucionan a las presentes y terminan en las futuras.— Explicó con total tranquilidad.
***
Alexander dejó a su hermana en su habitación, mientras Lydia y Jackson le sonreían y le miraban intentando calmarle.
—Esta bien.— Le tranquilizó Lydia a su amigo.
—Hablamos de Lara.— Aseguró Jackson cabizbajo. —Siento lo que la hice.— Se volvió a disculpar.
—Esta bien, Jackson. No la va a pasar nada. Solo es esperar. Pero no sé cuándo despertará y cuanto tardará en curar. El hecho de ser una mujer lobo con las habilidades más desarrolladas hace que todo la afecte de distinta forma.— Explicó él con cierta tranquilidad. —Pero no se cómo se tomará saber el motivo por el que su madre ha muerto.— Alexander se sentó en el sofá.
—¿Heather?— Preguntó Lydia.
—Sí. Cada vez que habla de ella se cierra, se que recuerda todo lo que vivió aquella noche, pero nunca dice todo lo que vio y escuchó.— Alexander bajó la cabeza y miró al suelo. —No creo que se lo tomé bien saber que ella murió por ser una vidente.— Suspiró pesadamente.