TOMA 6

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-Déjenme aclarar lo que acabo de confirmar, estoy enamorado de Saijou san como actor, es una persona increíblemente profesional, he aprendido mucho de él y cada una de las escenas que graba son impresionantes y quedan a la primera; siempre llega temprano, apoya a quienes lo necesitan, es comprometido y como plus, nunca usa dobles, les pregunto ¿Quién no amaría trabajar con alguien así?

La desilusión y molestia se dibujó en el rostro de todos, sin duda alguna ambos actores solo estaban jugando con ellos, así jamás obtendrían la información que deseaban, por lo que solo quedaba una opción, el seguirles de cerca cada uno de sus movimientos.

Takato no se sorprendió de las palabras de Madarame, bastó con la conferencia de prensa para darse cuenta la clase de persona que era este frente a los medios.

-Aclarado todo, por favor sigan apoyándonos – externaron ambos, sin embargo, la voz de una mujer les hizo palidecer.

-Saijou san, nunca se le ha visto convivir tanto con otro actor a excepción de Azumaya san con quien compartió pantalla en dos ocasiones y con el que actualmente vive, ¿podemos decir entonces que la próxima persona con quien vivirá será Madarame san?

Justo de lo que deseaba jamás hablar ante las cámaras se le presentaba, la mujer había ido directo y sin escala a la yugular, su pregunta rozaba en el límite de la imprudencia, su paciencia y control, pero también sabía que en algún momento algo como esto se presentaría, no podía admitir una relación con Juunta, sería mandar a la borda todos sus años de carrera y esfuerzo, así como poner en riesgo la de su amado; tampoco podía evadir la cuestión, puesto que eso solo generaría más remolinos a su alrededor, si alargaba su respuesta, sonaría a justificación de sus actos, si era monosílaba sonaría forzado; por lo tanto, lo mejor era ser asertivo.

-No había pensado en ello, pero gracias por la sugerencia señorita reportera, muy amable de su parte – expresó Takato con una sonrisa en su rostro – por favor sigan apoyando nuestras carreras y la película que grabamos, nos vemos y gracias por su trabajo.

Así, parando en seco cualquier otra situación y asecho que se había presentado, ambos actores se despidieron tomando su camino como siempre, agradeciendo internamente el haber salido ilesos de la prensa.

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Takato abrió la puerta, entró al departamento, quitó sus zapatos y colgó su chaqueta. Avanzo por el pasillo, miró el reloj; este marcaba las once cuarenta y cinco. Otro día estaba a punto de terminar sin ver a chunta, provocando en él nostalgia y ansiedad, deseaba verlo y hablar con él. Resignado decidió saltarse la cena e ir directo a la ducha, abrió la regadera y con pasmosa parsimonia fue sacándose la ropa; unas marcas rojas en sus muslos, provocadas por el arnés contrastaban con la blancura de su piel. Entró a la regadera, cerró sus ojos y dejó que el agua caliente acariciara su fatigado cuerpo, después de unos minutos pudo sentir como dos fuertes brazos le apresaban.

-¿Puedo tomar una ducha también? – la voz profunda y sensual de Juunta retumbó en sus oídos.

-Ya estás dentro, ¿no? – Takato giró sobre su eje, manteniendo el abrazo del menor – te extrañé... chunta – dijo sellando sus palabras con un beso necesitado.

El beso le tomó por sorpresa, eran raras las ocasiones en las que su pareja tomaba la iniciativa, pero eso solo hacía que se excitara aún más, ver ese lado seductor de Takato era su droga personal, elevándolo e intoxicándolo en deseo. Juguetonamente bajó sus manos hasta las nalgas del mayor, apretándolas, juntándolas y separándolas, haciendo que gemidos escaparan de este. Separaron sus rostros solo para tomar un poco de aire, el rostro del pelinegro parecía un poema que jamás se cansaría de leer "hermoso" fue la palabra que cruzó su pensamiento.

EL PAPEL DE MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora