TOMA 11

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-Azumaya kun, me sorprende tu llamada – expresó Arata - ¿qué se te ofrece? ¿sucedió algo con Saijo san?

-Él se encuentra bien, gracias ¿Ha habido algún avance en la investigación?

- Poco, pero... podría llevarnos a más. Después de registrar el lugar de donde Saijo san fue abducido y el punto donde fue encontrado; durante el camino pude percatarme de varias cámaras de seguridad por lo que las revisé y pude constatar que estas capturaron video de un vehículo que es manejado por un sujeto encapuchado, el mismo sale en ambos sitios y en las horas aproximadas de la desaparición. No se le distingue rostro ni la matrícula, pero en definitiva es el perpetrador y no se ve nadie más en el auto, lo que me hace pensar que actuó solo, lo más seguro es que después de dejar inconsciente a Saijo san, lo haya metido a la cajuela, así nadie le vería.

Junta hizo crujir sus dientes, todo se vislumbraba más claro ahora – Entonces creo te servirá aún más lo que voy a decirte...

La llamada se extendió por varios minutos, en los cuales Junta le informó de todo lo que había podido investigar sobre Madarame y cómo este había mostrado interés en Takato abiertamente, así como los leves enfrentamiento como en la ocasión que fue a recoger al actor terminada la conferencia de prensa y cuando llegó de improviso a su casa. Dato que llamó la atención de Arata al escuchar por boca del ojiverde que, en ningún momento le habían proporcionado la dirección. Sin duda podía ser un potencial sospechoso, pero no debía dejarse guiar solo por ello.

-Gracias Azumaya kun, me has dado mucho con qué trabajar. Me encargaré de investigarle... solo una cosa más, por favor no te involucres, ya me dijiste todo lo que sabías entonces déjalo en mis manos. Tú encárgate de atender a tu pareja.

-Entiendo. Por favor no ignores esto.

-No lo haré.

La llamada finalizó. No se sentía del todo satisfecho, la conversación con Ayagi le había removido todos su sentimientos de nuevo. Acomodó su gorra, lentes y cubrebocas, era su rutina antes de entrar al hospital, estas medidas habían ayudado para no ser identificado. Los únicos que sabían de su identidad era el médico encargado de llevar el monitoreo del mayor, el enfermero que revisaba y administraba los medicamentos, y por su puesto los detectives asignados por Arata. Abrió la puerta del coche y se encaminó hacia su hogar temporal. Necesitaba con urgencia ver a Takato, solo estando con él podría calmarse y apagar el fuego que sentía por dentro.

Como todos los días saludó a quien se encontraba custodiando la entrada, despidiéndolo casi de inmediato. Agradecía el servicio que prestaban ya que, sabía no era fácil, pues la consigna que tenían estos era no moverse hasta que alguien llegara para quedarse de planta, lo cual por lo regular era pasadas las nueve de la noche.

La habitación lucía mucho mejor, más cálida y hogareña debido al toque mágico del ojiverde. había varios artículos que habían sido traídos de su departamento los cuales dieron ese extra que necesitaban para lograr ese efecto de familiaridad. Apenas ingresó dirigió su vista hacia la cama, acción que le hizo tragar saliva y sudar frio pues su amor no estaba en ella. Dejó las flores que cargaba sobre la mesa de centro y comenzó a llamarle.

-¿Takato... dónde estás? – no hubo respuesta – ¡TAKATO! – su pulso comenzaba a acelerarse.

-¡AQUÍ!

La voz del hombre le devolvió el alma al cuerpo – Dios santo, por favor no me des esos sustos - dijo acercándose a la puerta del baño.

-Y... ¿cómo iba a saber que llegarías justo cuando estoy ocupado?

-¿Puedo entrar?... – dijo Junta al tiempo que abría la puerta.

-¿No crees, que esa pregunta se hace ANTES de abrir la puerta? – comentó Takato intentando quitarse la bata.

EL PAPEL DE MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora