TOMA 19

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El reloj marcaba las 3:00 am en punto. Su cuerpo se sentía extrañamente pesado, la luz incandescente punzaba sus ojos y la sensación de que en cualquier momento volvería el estómago era por demás insufrible. Parpadeó varias veces hasta lograr que su vista se acostumbrara. Dio una rápida mirada a su alrededor notando la presencia a su lado. El recuerdo de lo acontecido le hizo temblar haciéndole pensar seriamente sobre cuánto tiempo había transcurrido desde que el ex actor había irrumpido en su hogar. Se abrazó a sí mismo con la intención de controlarse, inhaló y exhaló varias veces; el pánico le estaba invadiendo, la habitación se tornaba borrosa y todo se distorsionaba. Respiró profundo y pellizcó sus brazos, necesitaba estimular su cerebro o se volvería loco.

Cuando estuvo tranquilo se repitió a sí mismo varias veces que no era el momento de tener miedo, sino de actuar. Apretó con fuerza su ropa, dándose cuenta, en el acto, que debajo del poncho aún traía el obsequio de Junta. Su pecho se oprimió dolorosamente y con anhelo en cuanto ese nombre vino a su mente. Lo necesitaba, estaba asustado y su cuerpo no se encontraba al cien por ciento. El ser consciente de su vulnerabilidad le producía ansiedad, pero de solo imaginar que si se daba por vencido no volvería a ver a su ángel, esto le daba la fuerza para hacer cuanto pudiera.

Mordiendo sus labios y haciendo uso de todo su instinto de supervivencia, examinó nuevamente su alrededor esperando que el monstruo se encontrara muy lejos de él. Con cuidado colocó su mano en la boca del chico tendido a su lado, mientras que con la otra palmeaba su hombro para que este despertara.

Yoshi abrió los ojos con sorpresa, un grito habría salido de este a no ser por la mano que se lo impedía.

-Shh, no hagas ruido – susurró Takato en su oído - ¿puedes moverte?

Preguntó al tiempo que liberaba al menor.

-¿Dónde estamos?, ¿dónde está él? – se atrevió a preguntar con voz temblorosa.

-No lo se, pero debemos salir de aquí. La persona que nos trajo a este lugar es muy peligrosa – recalcó Takato.

-Lo sé... él no es humano, es un demonio – exclamó Yoshi.

Takato iba a continuar con su intervención, pero el sonido de unos pasos a la distancia le hicieron enmudecer, nuevamente los temblores se apoderaron de su cuerpo y del de su compañero secuestrado. Lo único que atinó fue indicarle con su dedo que no hiciera ruido.

Como pudo volvió a la posición en la que Madarame le había dejado. Por el momento no podía hacer nada más que fingir que aún dormía y si se trataba de actuar, él llevaba las de ganar.

Ambos podían escuchar los latidos de su corazón a todo galope y un escalofrío les recorrió al sentir la presencia del pelilargo junto a ellos. De pronto Takato sintió cómo este le giraba colocándolo boca abajo y sin ninguna contemplación, con fuerza exagerada dobló sus brazos tras su espalda para amarrarlos, la acción casi hace que suelte un quejido, por lo que solo atinó a apretar la boca. Su orgullo le rogaba que se resistiera, pero la razón le decía que continuara pretendiendo. Tras unos segundos que parecieron eternos, el psicópata había terminado.

Aún boca abajo el ojiazul abrió los ojos y pudo ver como el siguiente en ser amarrado era el chico; sin embargo, a este a diferencia de consigo, le había atado también los pies manteniéndole en el piso. Internamente rogaba que éste no hiciera algún movimiento o sonido que le delatara y pusiera aún en mayor riesgo su integridad.

-Y ahora qué hará...– pensó Takato.

En cuanto terminó de maniatarles, Kuroo se sentó en el espacio que se encontraba justo a un lado del mayor, encendió la televisión y comenzó a buscar cualquier canal que pasara la repetición de las noticias. Mientras tanto con su mano izquierda acariciaba la cabeza de este, acción que le erizó por completo su piel.

EL PAPEL DE MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora