Capítulo 7

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Narra Annabeth

La clase al fin había acabado, ahora me encontraba guardando mi violín.

—Tu primo es muy raro —dijo Nico acercándose a mí.

Eso era algo que tenía muy claro.

—¿Por qué lo dices? —le pregunté fingiendo que no había notado el comportamiento de Percy.

—¿Qué no es obvio? —pregunto Piper

Negué con la cabeza.

—El tipo se la ha pasado haciendo sólo 2 cosas, la primera es mirarte y la segunda es mirar muy mal a todo el que se quiere acercar a ti.

—Pues no lo note —dije encogiendo mis hombros.

Tendría que hablar pronto con Percy para que actuara de una manera más normal y los demás no sospecharan.

—¿De verdad? Annie tendrías que estar ciega para no notarlo —dijo Nico poniendo una mano en mi hombro.

—Annabeth —escuchamos la profunda voz de Percy detrás de mí.

Nico pareció asustarse porque quito su mano y dio un pequeño brinquito.

—¿Sí? —le dije a Percy.

—Creo que es hora de irnos —dijo.

—Pues Annabeth no podrá ir contigo porque ella y yo vamos a ir de compras —dijo Piper muy convencida— es nuestra tarde de chicas.

Percy me miro directamente a los ojos, sabía lo que estaba pasando por su mente.

Sabía que no le gustaba la idea de que saliera con Piper y aunque lo hiciera él tendría que venir conmigo y no quería explicar porque mi primo venía de compras con nosotras, aunque tal vez podría dar el pretexto de que él cargaría nuestras bolsas.

Esa parecía una buena idea hasta que pensé en que era posible que Percy tuviera un arma, y si era así sería probable con el detector que ponen en las entradas de los almacenes lo descubrieran y él se justificaría diciendo que tiene permitido portar y disparar esa arma porque es un guardaespaldas.

Pensándolo bien mejor no voy a ningún lado.

—Mmm... lo siento Piper, pero no puedo salir hoy —dije con una sonrisa de disculpa.

—Pero —susurró algo dudosa—... Me debes una explicación.

—Y te la daré, después, pero te la daré —dije— nos vemos después chicos.

Después de despedirme de los chicos me fui con Percy. Me abrió la puerta del auto.

—Por un momento creí que me harías ir de compras con ustedes —dijo con una encantadora sonrisa.

—De compras voy a ir, pero yo sola —dije retándolo.

—Eso no es posible —dijo—, no voy a arriesgarme a que te pase algo teniéndote a mi cuidado.

—No te preocupes, hablaré con papá para que te dé un día libre.

—Annabeth —dijo severamente—, soy tu guarda espalda y voy a estar contigo siempre.

No quise seguir echándole leña al fuego así que no comenté nada más con respecto a ese tema.

—¿Tendremos clases hoy? —le pregunté refiriéndome a nuestras clases de natación.

—Claro, si quieres —dijo sonriéndome a través de retrovisor— sólo debo hacer una llamada.

—Bien, pero, vamos a casa primero, debo buscar algunas cosas —le pedí.

El fuego que nos consumió |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora