Capítulo 23

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Narra Percy

No podía creer lo que Malcolm acababa de decirme, mi Annie está embarazada, yo iba a ser papá, íbamos a tener un bebé. Sé que debía hablar con ella, pero primero necesitaba digerir la noticia, regresé a la casa de empleados, me serví un vaso de agua.

Un bebé, ahora entendía porque Annabeth estaba tan extraña y se apartaba de mí.

Esto no podía estar pasando. No, ella no podía estar embarazada, yo no podía compartirla con otro ser humano, ella era solamente mía y de nadie más. No podíamos tener ese bebé porque él la apartaría de mí y yo la necesitaba más que él.

Fui a la habitación de Annabeth, debíamos hablar. Para mí buena fortuna ni su hermano, ni su padre, ni siquiera su nana se encontraban en casa.

Entre su habitación sin tocar la puerta, ella se encontraba absorta en su violín.

—Percy ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó soltando su violín cuando me vio.

—¿Estás embarazada? —pregunte de golpe.

Ella se sorprendió por mi pregunta así que no respondió.

—¡Contesta! ¿estás embarazada? —subí el tono de mi voz.

—Percy cálmate —me pidió dando un paso atrás.

—No me digas que me calme Annabeth, te estoy haciendo una pregunta y lo mínimo que espero de ti es una respuesta así que responde —exigí.

—Un momento, no me hables en ese tono —sus ojos estallaron en una tormenta—, porque tú no eres nadie para levantarme la voz —dijo acercándose ferozmente a mí.

Dios, su sola cercanía me ponía los pelos de punta, tenía tantas ganas de besarla, de acariciarla, de revivir los momentos en la cabaña.

—¿Estás embarazada? —pregunté suavemente.

—¿De dónde sacaste eso? —preguntó sin verme a los ojos.

—Tu hermano me lo dijo —ella abrió los ojos de tal manera que pensé que se le saldrían—, me pregunto por algún chico con el que estuvieras saliendo, y el único con el que lo has hecho es conmigo, además de que hemos tenido relaciones sin protección y eso explicaría el porque te alejas de mi sin razón aparente.

—¿Malcolm sabe? —dijo aunque era más una afirmación que una pregunta.

—¿Es cierto? —pregunté temiendo su respuesta.

Ella pasó sus manos por su rostro algo frustrada y asustada.

—Sí —susurro.

Me senté en su cama.

—Esto es mi culpa, debí protegerte de algo así —dije sin mirarla.

—Ya no podemos buscar culpables Percy, lo mejor ahora es tomar responsabilidad sobre esto. Ya este hecho así que...

—No debes tenerlo —la interrumpí.

—Disculpa ¿qué? —dijo ella.

—Que no debes tenerlo, Annabeth, ese bebé...

—Este bebé es mi bebé —sentenció.

—Annabeth no puedo compartirte —dije tomándola de los brazos.

—¿A qué te refieres? —preguntó.

— Eres mía, y no puedo compartirte con nadie —dije.

—Esto no es cualquier persona Percy, es nuestro bebé —dijo enojada.

—Todas las veces que te pregunte si eras mía me dijiste que sí y yo no quiero que tengas ese bebé —dije con decisión— a duras penas he soportado verte con tus amigos o tu padre y he estado a punto de estrangular a tu hermano más de una vez, aun así he podido controlarme, pero con ese bebé no creo poder hacerlo, él te apartaba por completo de mí, tu atención solo se centraría en él y te olvidarías de mí.

El fuego que nos consumió |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora