Capítulo 11

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Narra Malcom

Estos últimos días con Rey habían sido maravillosos, soy realmente muy afortunado de tenerla a mi lado, además estoy totalmente convencido de que ella es el amor de mi vida y no quiero que nada ni nadie estropee lo que hemos logrado juntos.

Thalia era la única persona que ha amenazado nuestra relación y afortunadamente ella entrego su último informe hace dos días y con ello su trabajo aquí está terminado, no la volveré a ver y nunca más tendré problemas con Rey por su culpa.

Así que ahora debo enfocarme en mi trabajo.

Mientras redacto un nuevo informe escucho como la puerta es abierta de manera silenciosa desvió por un momento mi vista del ordenador para encontrarme con una Rey sonriente frente a mí.

—Hola —dice con esa armoniosa voz que me encanta.

—Hola.

—¿Quería saber si te gustaría que hoy comiéramos juntos? —sugirió posando su castaña mirada sobre mí.

—Claro solo dame unos minutos mientras le envió este informe a Zeus.

—Está bien voy por mis cosas a la oficina en lo que tu terminas.

—Me parece perfecto.

Se inclino sobre la mesa para darnos un suave beso y después salir de la oficina.

En cuanto Reyna se fue volvía a concentrarme en los últimos detalles de mi informe. Solo bastaron unos cuantos minutos para que el sonido de la puerta al abrirse volviera a escucharse.

—Vaya tardaste menos de lo que espere —murmure sin despegar la vista del ordenador.

—No creí que me esperaras.

Me sorprendí al escuchar la inconfundible voz de Thalia.

—¿Qué haces aquí? —murmure aun presa de la sorpresa de su visita.

—Necesitaba verte yo...

—No —dije cortando cualquier cosa que tuviera que decir—, tu y yo no tenemos absolutamente nada que tratar.

—Por favor Malcom escúchame —dijo con algo de desesperación en la mirada.

—No Thalia —dije poniéndome de pie y yendo hasta la puerta— y es mejor que te vayas.

—Por favor Malcom —me pidió cuando abrí la puerta.

Esta situación estaba comenzando a volverse frustrante. Desvié la mirada de ella un segundo mientras trataba de encontrar las palabras correctas para hacerla entender de una vez por todas que debía alejarse de mí.

Desviar la mirada fue mi primer error pues en cuanto lo hice ella se precipito hasta mi besándome en el acto. Mi segundo error fue haber correspondido a ese beso, sus labios sabían a miel embriagándome en el acto aun así rompí nuestro contacto cuando volví a la realidad que quien era ella.

Thalia me miraba sonriente o por lo menos creí que me miraba a mi hasta que noté que miraba un punto fijo tras de mí, en ese momento quise morir.

Por favor que no sea lo que estoy pensado —pedí entre pensamientos mientras me daba la vuelta.

Vaya que el destino me odiaba pues hay frente a la puerta estaba Reyna viéndome con una expresión tan dolorosa que me hizo sentir como la peor escoria de la humanidad.

—Rey yo...

Antes de que pudiera siquiera decir una palabra más ella se echó a correr lejos de mí.

El fuego que nos consumió |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora