Capítulo 21

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Narra Percy

Luego de la discusión en la cocina no pude estar ahí ni un segundo más, no podía ver como Chris la miraba, o como Malcom la protegía, y mucho menos podía ver el moretón que seguramente se estaba formando en el brazo de Annabeth.

¿Es que como fui capaz de hacerle algo a Si?, se supone que yo estoy para protegerla de cada peligro y ahora resulta que yo soy el peligro. Llegué a la casa del servicio, entre a mi habitación y la cerré de un portazo.

¿Qué hice?

Jale los cabellos de mi cabeza.

Pero qué demonios hice. Estaba sintiendo tanta ira en ese momento que comencé a golpear fuertemente la pared y no me detuve hasta que vi que la sangré de mis nudillos cayó por el piso.

—Eres un imbécil o ¿qué? —me pregunté en voz alta.

—Sí, si lo eres, ¿cómo pudiste agarrar a Annabeth así? —preguntó una voz femenina a mi espalda.

— ¿Zoe? ¿qué estás haciendo aquí? — pregunté.

Ella se levantó de mi cama y caminó a mí.

—Tú no eres así Percy, tú eres el chico más dulce y noble que conocí, ¿qué te pasa? —preguntó.

—Yo... no lo sé —dije arrojándome en mi cama.

— ¿Por qué no lo sabes? —pregunto a mi lado.

—Es que simplemente las cosas no han estado bien —respondí.

—¿Y desde cuando no han estado bien? —pregunto.

La mire a los ojos.

—Las cosas no han estado bien desde que te perdí —dije.

—Percy, lo nuestro fue hace mucho, debes superarlo, debes ser una nueva persona —dijo tratando de darme ánimo.

—¿Cómo voy a superar el que hayas muerto en mis brazos?, ¿cómo superar que no cumpliste tu sueño por mi culpa?, ¿cómo superar que es mi culpa que hoy no estás aquí? —dije.

—No es tu culpa Percy, además si yo estuviera viva no podrías estar con Annabeth —dijo ella con una sonrisa.

—Si tu estuvieras conmigo eso no me importaría —dije con lágrimas que empezaban a recorrer mi rostro.

—Percy...

—Tú sacaste lo mejor de mí, y con Annabeth salió lo peor de mí. Ojalá no me hubiera enamorado de ella, pero ahora ya no hay vuelta atrás —admití.

—Percy, tú la quieres más a ella de lo que me quisiste a mí —dijo.

— No, a ti te amé con todo mi corazón —dije.

—Y a ella la quieres con todo y tus demás órganos —dijo con gracia, así recordaba a Zoe, siempre tratando de hacer que todos rieran, por eso me enamoré de ella— escucha Percy, no digo que no me quisieras, lo que digo es que ella es a la persona que realmente amas y sólo estás asustado, por eso actúas así con ella, tienes miedo de perderla —dijo.

—No quiero sentir eso. Estos días he deseado no haber visto a Annabeth el día de exhibición de los barcos, pero es que ella se vio a tan linda y pura, que me recordó a ti, ese día quería lucirme ante ella, pero sin querer terminé arrojándola al agua. Yo sé que sólo le estaba dando respiración boca a boca, pero cuando mis labios tocaron los suyo mi corazón se detuvo por un momento y luego latió tan rápido que por un momento pensé que terminaría defendiéndose en seco y sería yo el que muriera ese día —confesé.

Zoé me veía con una sonrisa genuina.

—No sabes cuánto me alegra que te volvieras a enamorar, antes de morir en lo único que podía pensar era en lo que pasaría contigo. Me alegro de que las cosas salieron bien— dijo.

— No, no salieron bien Zoe, tú te fuiste, y ahora yo soy el loco que habla con una alucinación y que siente unos celos muy grandes cuando Annabeth se acerca a su padre o a su hermano, sé que está mal, sé que no debería sentirme así, sé que estoy enfermo, pero no lo puedo evitar.

—Escúchame Percy, eres una persona que ha pasado por muchas cosas, primero la guerra, la de tu madre, luego mi muerte y luego Rusia, no estás enfermo, sólo necesitas ayuda, hay mucha gente que pasa por eso mismo, y pueden salir adelante, y si ellos pueden tú también.

—Extrañaba tanto cuando me hablabas de esta manera, extrañaba como me hacías sentir en paz, te extraño mucho Zoe.

—Lo sé, cuando estoy con alguien tengo el poder de hacer que esa persona jamás me borre de su mente.

— ¿Te moriste en los brazos de alguien más? —pregunté con gracia.

— No, eso es algo sólo nuestro cariño —dijo mientras me guiñaba el ojo.

Ella se levantó de la cama para caminar por toda la habitación.

— ¿Recuerdas aquella vez que me viste hablando con un chico y luego me contaste que al principio sentiste una pizca de celos, pero lo erradicaste de inmediato porque confiabas en mí? —pregunto.

—Sí, confiaba ciegamente en ti Zoe— respondí, ella se detuvo frente a la puerta.

—Pues debería hacer lo mis... — no acabó la oración pues alguien abrió la puerta.

—Hermano ¿te sientes bien? —preguntó Jason sobre la puerta.

—Em... si, si estoy bien —dije mirando la puerta.

—Okey, es que me pareció que hablabas sólo — dijo.

—Estaba hablando con alguien —dije señalándole el celular.

—De acuerdo, es sólo que me pareció escucharte decir el nombre Zoe —dijo con cautela.

No dije nada.

—Percy tienes claro cuál es nuestra misión ¿verdad? — pregunto.

—Sí —respondí con firmeza.

—Genial, te veo después — dijo, cerró la puerta dejándome ver solo una pared inmaculadamente blanca.

Aunque Zoe no terminara su oración sabía a lo que se refería, tal vez sí dejó de acosar a Annabeth ella me diga que es lo que pasa, o ¿será qué es el acoso lo que la molestaba?

Sabía que Annabeth no me iba a necesitar el resto del día así que me quede en la habitación mirando el techo solamente. Pase todo el día tirado en mi cama, lo mejor que podía hacer era desintoxicarme de Annabeth así sea por un día.

Al día siguiente me quede en la casa, iba a pasar este día sin ver a Annabeth, debía contener mis impulsos. Jamás había notado que ella era como mi droga. En las rehabilitaciones que he visto las personas empiezan a tener espasmos, cambios de ánimo por la abstinencia, siempre había pensado que esa pobre gente no tenía ningún control sobre su cuerpo y jamás me imaginé en una situación parecida, pero ahora estoy luchando con todas mis energías para no salir de mi habitación. Caminaba de un lado para otro, tiraba de mi cabello, incluso me mordía los dedos, pero nada funcionaba.

Así que tome un somnífero, debía tratar de descansar. Mañana trataría de hablar con Annabeth como personas civilizadas, y si ella por alguna razón quisiera terminar conmigo entonces lo debía aceptar como un adulto.


El fuego que nos consumió |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora