Capítulo 26

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NARRA ANNABETH

Fui detrás de papá, debía hablar con él.

—Papá —lo llame.

—No quiero hablar contigo ahora, Annabeth —dijo sin mirarme mientras caminaba.

—Papá, tú y yo debemos hablar ahora —insistí.

—De que tenemos que hablar ¿de cómo me engañaste? ¿de cómo me mentiste? Me has roto el alma Annabeth.

Era la primera vez que él me hablaba de esa manera, y en cierto modo me dolía, pero debía seguir adelante con esto.

—Papa, lo siento si te lastimé créeme que no fue mi intención, pero debes de entender que ya no soy una niña.

Él apartó su mirada de mí.

—Esto es parte de crecer, realmente amo a Percy, no me arrepiento de nada y si no te lo dije es porque creí que ibas a apartar Percy de mí porque pensarías que él no es digno de estar conmigo.

Me miro, sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas.

—Eres mi niña Annabeth y pensar qué dejarás de serlo me mata —miró al piso—. Cuando Malcolm creyó que Percy había abusado de ti el mundo se me vino encima sentí que eso había sido mi culpa por dejarte en sus manos —me acerqué a él y lo abrace fuertemente.

—Te amo y me mataría cualquier cosa que te hiciera daño, pero el que te fijes en un chico es algo que no puedo evitar —suspiró—. No me opondría a lo que tengas con Percy, pero quiero hablar con él primero y después con los dos, si ustedes van a estar juntos hay que poner reglas.

Le sonreí, esa idea me agradaba y que él estuviera de acuerdo en que Percy y yo tuviéramos algo aún más, pero la última conversación que tuve con Percy no fue de lo más agradable creo que deberías hablar primero con él y luego decidir si esto sigue o llega hasta aquí.

Debía tener una conversación con Percy.

Luego de esta incómoda reunión nos fuimos a casa, claramente me fui con papá y Malcom, ellos no me dejaron ir con Percy. En el auto el ambiente era pesado, se podía cortar la tensión con una tijera. No me gustaba que ninguno de ellos me dirigiera la palabra, con cada avance que el auto hacía con dirección a casa pensaba que mi hora de muerte se acercaba, sé que papá había dicho que no se opondría a que tuviera algo con Percy, pero ahora estaríamos en casa, en donde podría decirme lo que realmente pensaba, e incluso podría golpearme, él nunca había hecho eso pero tal vez ahora si me lo merecía.

Malcolm se aclaró la garganta para llamar la atención.

—Así que "demás veces"—comentó refiriéndose a las veces que me he acostado con Percy.

—Malcolm —dijo mi padre con un tono de advertencia.

—No, espera —me miró—, es solo que no puedo creer que mi hermanita menor tuviera una vida sexual más activa que la mía.

En su voz había una pizca de humor. Mire a Malcolm, tenía una sonrisa de complicidad. Le sonreí de vuelta, eso me hacía pensar que quizá, y solo quizá mi hermano sobreprotector no estuviera enojado conmigo ni con ganas de matar a Percy.

—A mí no me parece gracioso en lo absoluto, Malcolm —dijo nuestro padre

— ¿Por qué no? Ambos sabíamos que este día tarde o temprano iba a pasar. Hay que agradecer que fue con alguien con cerebro, con una carrera y que quisiera a Beth de verdad —dijo Malcom.

Papá no le respondió.

—¿Sabes cuantos chicos actualmente seducen a una chica solo para llevarla a la cama y luego olvidarse de ella? No sé tú papá, pero algo me dice que, para Percy, Beth no es un juego o una simple aventura, él chico arriesgó su carrera y libertad por ella y créeme cuando te digo que eso no lo haría cualquiera. Cuando dijo que haría lo que fuera por ella, lo hizo sin ninguna gota de ironía o sarcasmo, lo dijo de verdad y le creí.

El fuego que nos consumió |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora