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Todos hemos experimentado esos momentos de valentía, donde te sientes capaz de hacer cualquier cosa, sin importar las consecuencias que esto pueda traer, esos momentos donde te sientes invencible.
Sasuke acababa de vivir uno de esos momentos, y ahora mismo se sentía como un idiota.
¿En qué estaba pensando?
Él nunca había salido con alguien, porque siempre sus pretendientes eran niñas fastidiosas, y a él no le gustaban esas niñas, bueno, no le gustaban las niñas, en general.
Pero esa no era excusa para que en un momento de desesperación le pidiera una cita a Naruto, si, eso había hecho, se sentía como el idiota más grande del mundo.
Era consciente del vínculo que compartía con su compañero de equipo, desde que Naruto lo había atado a esa aldea, salvadolo de terminar en las garras de Orochimaru, sabia que estaba en deuda con el rubio, y era por ello que llevaba años convenciendose de que eso que sentía cuando estaba con Naruto una mezcla de amistad, y agradecimiento, pero sabia que no era así.
De hecho él había estado realizando un buen trabajo mintiendose a si mismo, pero su sensei siempre buscaba la manera de ponerle dudas en su cabeza, estupido Kakashi y su capacidad para meterse en las mentes ajenas.
Así que por primera vez en su vida, admitió que Naruto le gustaba, y fue Kakashi el afortunado en escucharlo de manera exclusiva, después de todo el Hatake le había taladrado con sus palabras, hasta el punto de hacer que lo admitiera en voz alta.
Pero cuando se había permitido fantasear sobre lo que podría ser un futuro al lado de su rubio, Sakura había llegado a contarle que Hinata Hyuga estaba interesada en Naruto, y que sus compañeros de equipo la habían estado ayudando para acercarse al rubio.
Así que la maravillosa idea de Sasuke para interrumpir la prometedora relación entre el Uzumaki y la Hyuga, había sido pedirle una cita a su mejor amigo.
¿Que carajos habían pasado por su cabeza en esos momentos?
No lo sabía, solo había ido a buscar a Naruto por toda la aldea y al encontrarlo solo le dijo.
—Tú y yo, Ichiraku, mañana en la noche. Es una cita—
Si, así le había pedido una cita a la persona que le gustaba, era patético.
Nisiquiera sabia si el rubio se presentaría a la cita, se había ido sin esperar una respuesta del Uzumaki, por temor al rechazo.
Pero ya no había vuelta atrás, estaba sentado en aquel restaurante de Ramen mientras esperaba la llegada del rubio.
—¿Que deseas, Sasuke-Kun?— preguntó la hija del dueño de aquel restaurante.
