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Todos hemos escuchado decir que los ojos son la ventana del alma.
Cuando Sasuke miraba esos ojos azules lo entendía completamente.
Entendia que se había enamorado, y nisiquiera se había dado cuenta de ello, hasta que se descubrió a si mismo pensando en aquellos ojos azules que tanto le encantaban.
Esos mismos que lo atrapaban con la guardia baja.
Esos que tanto quería impresionar.
Esos que le pertenecían al amor de su vida.
Había tenido a cientos de niñas a su alrededor desde que entró a la academia, todas con la intención de ser algo más que sus compañeras de clase. Sasuke siempre pensó que eran fastidiosas. Cuando Sakura, probablemente la más obsesiva con él, fue asignada a su equipo, él no pudo evitar rodar los ojos.
Tras la masacre de su clan, le era más fácil leer a las personas, y sus acciones. Era por eso que sabía que Sakura no lo quería realmente, sería ilógico, él le había dirigido la palabra contadas veces. Ella solo lo quería como un premio que mostrarle a las demás niñas de su generación, y por su físico.
Además, ella no tenía los ojos azules.
No era un amante a los ojos azules en general, solo habían unos que le llamaban poderosamente la atención. Los de Naruto, esos ojos tan brillantes, y llenos de alegría.
Tan azules como el cielo y el mar.
Y no solo era su color, también todo lo que le transmitían. Cuando Naruto lo miraba con aquellos ojos azules, su mundo simplemente se detenía.
Había sido durante su estancia con Orochimaru cuando más pensó en ello. Después de tantos años, siendo plenamente conciente de lo que Naruto significaba para él.
Porque cada día pensaba en volver a casa, con Naruto.
Porque podría renunciar a todo, solo si Naruto se lo pedía.
Deseaba poder tenerlo en frente, y poder decirle todo lo que causaba en él, todos la noches que lo había pensado, y todo lo que había anhelado hacer a su lado.
Porque su guardia estaba baja cuando se trataba de Naruto, y porque era indefenso frente a esos ojos azules, que tanto le gustaban.
Y aunque sentía que le faltaba su otra mitad, sabía que Naruto y él estaban conectados por sus sentimientos.
Él realmente nunca habló con el rubio sobre sus enamoramiento, ni nada parecido, pero su vínculo era tan fuerte que podía sentirlo.
Había sido muy fácil caer rendido ante Naruto, el rubio había sido la única persona que se había preocupado por él, ofreciéndole el amor más puro del mundo.
