Dia 12; Besar/tocar

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Sasuke sabía lo arriesgado que era ir a la oficina de Naruto a plenas luz del día, era por ello que no lo hacía, aunque sus ganas de verlo eran demasiado que soportar, incluso para él

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Sasuke sabía lo arriesgado que era ir a la oficina de Naruto a plenas luz del día, era por ello que no lo hacía, aunque sus ganas de verlo eran demasiado que soportar, incluso para él.

No sabia como había llegado a ser el amante del séptimo hokage de la aldea oculta entre las hojas, pero lo era, y una de las cosas que no se podía permitir, era visitarlo en aquella oficina, o no tanto como le gustaría, después de todo, la aldea lo seguía odiando.

Y a Sasuke no le importaba, en lo más mínimo, él nisiquiera tenía un poco de cariño por aquella aldea que lo había visto nacer, y crecer. Lo único que él amaba de Konohagakure, era a su hokage.

Y a su hija.

Él había estado viéndose con Naruto por fuera de la aldea, para ocuparse de su relación secreta, cosa que no podían hacer dentro de Konoha, no sin levantar sospechas.

Era por eso que él no se decidía a ir a la oficina de su amante, justo cuando el reloj marcaba las 3 de la tarde.

Él solía pisar aquella oficina, pero solo cuando la noche había caído completamente sobre la aldea.

Y cuando la única persona, aparte de su rubio, en aquella torre, era Shikamaru.

El Nara se había convertido en una especie de confidente, y era el único enterado de lo que hacían el hokage, y el hokage de las sombras, como le gustaba llamar al Uchiha.

Sentado sobre aquel tejado, mirando fijamente hacia la torre hokage, se debatía si ir o no, después de todo, él había regresado porque lo extrañaba, y la última vez que se habían visto por fuera de la aldea, Sarada había ido con él, y más tarde había llegado Sakura.

Ellos no habían podido nisiquiera mirarse a los ojos, y Sasuke aún estaba molesto por eso.

Pensó, y llegó a la decisión de que lo mejor era atraer al rubio hacia él. Dejó de esconder su chakra, casi como una invitación hacia su amante, dándole a entender que estaba ahí, por él.

La respuesta no se había hecho esperar demasiado, Naruto había mandado uno de sus clones, a que le diera la orden de llegar inmediatamente a su oficina.

Y aunque Sasuke tenía motivos para no hacerlo, no darle fuerza los rumores, por ejemplo. Él lo había obedecido, asegurándo que si algo salía mal, el culparia a Naruto por hacerlo ir hasta su oficina.

—¿Me mandó a llamar, Hokage-Sama?— hizo su aparición en la oficina.

Sus manos picaban, él quería ponerlas sobre su rubio.

—Es un fastidio que lo llames así— Bufó Shikamaru.

—Es mi hokage, ¿no?— se encogió de hombros.

Naruro sonrió ante el trasfondo de esa forma de llamarlo.

—Dejen sus fetiches sexuales para otros momentos, porfavor— pidió el Nara. —Yo me voy, les doy media hora a solas.—

Salió de la oficina, dejando sola a la pareja.

—¿Por que no me avisaste que vendrías?—

Sasuke se encogió de hombros, aún frente al escritorio del hokage.

—No fue algo planeado, solo vine.—

—¿Me extrañabas?— El hokage mostraba una sonrisa.

—Sabes que si, la última vez las cosas no salieron como queríamos.— Dijo sentándose sobre el escritorio.

Naruro trató de disimular, pero Sasuke notó cuando puso los ojos en blanco.

—Si, tuvimos que rescatar a tu esposa.—

Las palabras del hokage habían desprendido veneno puro, Sasuke no pudo evitar sonreír, Naruto siempre tenía algún comentario hiriente, el cual sabía disfrazar muy bien, hacia la que era su esposa, y madre de su hija.

—Así es, por cierto, ¿Como está la tuya?— pero el definitivamente era experto en pagar con la misma moneda.

Naruto lo miraba incrédulo, odiaba la hipocresía con la que Sasuke se dirigía a Hinata.

El hokage rápidamente acorraló al Uchiha sobre el escritorio.

Los papeles cayendo al suelo, en el proceso.

Antes de que Sasuke pudiera decir algo, los labios del hokage ya estaban sobre los suyos.

Sus manos fueron a la cabellera rubia, casi como un acto reflejo.

Una de las manos del hokage abriéndose paso bajo su camisa, tocando descaradamente su abdomen.

El beso se había intensificado, ambos dejándolo todo.

Naruto pasó a besar el cuello pálido del que había sido el amor de su vida, desde siempre.

La oficina del hokage llena de los suspiros que salían de los labios rosados del Uchiha.

La parte superior del cuerpo del Uchiha, ya estaba completamente expuesta a la vista de aquellos ojos azules.

Naruro había pasado a recorrer con su boca, cada parte del marcado abdomen de Sasuke.

La capa del Hokage ahora descansaba sobre su silla, junto a su chaqueta naranja.

Sasuke marcó el pecho y cuello de su amante, y si, él lo había hecho con la intención de que Hinata lo viera.

Naruto también le había mandando un mensaje a Sakura.

Ambos con la respiración agitada, sabiendo que necesitaban más que eso, dispuestos a usar, por primera vez, aquella oficina para cosas que no eran precisamente vinculadas a la aldea.

Sasuke restregandose contra la entrepierna del líder de la aldea.

Shikamaru había llegado justo a tiempo.

—Joder, les dije que solo sería media hora— el Nara llevó su mano hasta su rostro —¿Pueden vestirse? Tenemos mucho trabajo que hacer, Naruto—

Sasuke había activado su sharingan, por la molestia de ser interrumpidos.

—No me vengas a intimidar con tus ojitos mágicos— Bufó el consejero del hokage.

—Seguiremos cuando termine de trabajar— susurró, solo para el Uchiha.

Shikamaru miraba atentamente hacia ellos.

—Deja de mirarlo, no tiene su camisa puesta— El Uchiha gruñó

—No me jodas, no me gustan los hombres—

Naruto rió, mientras terminaba de acomodar su ropa.

Justo cuando ambos estuvieron listos, el Uchiha abandonó la torre, diciendo que iría a ver a su hija.

—¿No puedes tener tus manos fuera de él, solo por cinco minutos?—

—No me pidas cosas imposibles—

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