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Al ser un niño que creció sin amor, y sin padres, Naruto realmente valoraba a las personas que lo habían querido como parte de su familia.
Iruka había sido como su hermano mayor.
Jiraiya ese abuelo que le hubiera gustado tener, casi un padre.
Tsunade era todo lo que él siempre se había imaginado en una madre, aquella rubia había confiado en él desde siempre. Era alguien que Naruto amaba con todo su corazón.
Aunque siempre estaba molestandola, nunca había tenido una discusión con Tsunade.
Pero aquella mañana la rubia hokage se negaba a enviarlo en una misión contra el líder de akatsuki, ella decía que era una misión suicida.
Naruto no podía creerlo, por primera vez la mujer a la que consideraba su abuela, le estaba negando algo.
—Entiende que debemos plantear una estrategia, Naruto— había repetido por cuarta vez, en los últimos cinco minutos.
—¡ABUELA! Debemos actuar, es el líder de akatsuki—
No entendía cuál era la necesidad de retenerlo. Su maestro había conseguido información valiosa sobre el líder de aquella organización, la cual quería apoderarse de la bestia que tenía sellada en su interior.
Era de vital importancia para la aldea, necesitaban atacar antes de ser atacados, era cuestión de lógica.
Tsunade no estaba de acuerdo, la rubia decía que el padre de Shikamaru estaba planteando la estrategia. Naruto nunca fue muy listo, así que lo suyo no era hacer planes tan elaborados.
—Si no me envías, iré yo solo— Bufó, dándo la vuelta para salir de la oficina de la hokage.
Antes de que su mano tocara la cerradura, el escritorio había sido partido en dos pedazos.
El puño de la hokage sangrando por las astillas que se habían enterrado en este.
—Sales por esa puerta, y lo próximo que partiré serán tus piernas— Gruñó.
Naruto había quedado estático, no podía moverse. Podía ser desobediente, pero nunca con Tsunade.
Todos los presentes estaban a nada de temblar, nunca la habían visto tan enojada.
—Tsunade, no puedes perder la cordura de esta manera. Eres la hokage, esta Aldea no necesita alguien inestable.— regañó la anciana del consejo.
La mitad del destruido escritorio fue arrojada en su dirección. La hokage la había atacado directamente.
—¡LADY TSUNADE— Shisune había chillado ante aquella acción, esto le podría costar el puesto de hokage a su maestra.
—¡Esto es inaceptable, Tsunade!— Esta vez había sido el consejero, mientras ayudaba a su compañera a recomponerse del golpe recibido.— Solo deja que el chico vaya tras Pain, es el momento de que el arma más poderosa de Konoha le sirva a la aldea.—
