¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Durante los últimos años había tenido muchas cosas con la que lidiar. Lamentándose cada día de las decisiones tan apresuradas que tomó en el pasado.
Había aprendido que quizás los sueños no se hacen realidad completamente. Porque el ahora era hokage, pero un hombre infeliz.
No había cumplido del primer año de casado con Hinata, cuando la engañó por primera vez. Sasuke había regresado a la aldea, ellos habían comprado unas botellas de sake, y se habían ido a tomarlas en un bosque aledaño a Konoha.
Ellos habían tenido sexo aquella noche.
Naruto nunca culpó al alcohol, y nisiquiera se arrepintió un poco. Sabia que era algo inevitable. Él siempre amó a Sasuke, así que solo se dejó llevar.
Se había convertido en el amate de Sasuke, y el Uchiha en el suyo. Había perdido todo tipo de vergüenza. Él veía a Sakura todos los días, y la saludaba como si no estuviera acostándose con su esposo cada viernes en la noche. O como si no hablara de ella a sus espaldas, cuando estaba rescatado en el pecho de Sasuke, y le decía lo insoportable que la pelirosa era.
Habían estado en esa rutina durante años. Él incluso le había pedido al capitán Yamato que construyera una cabaña con su estilo de madera. Él dijo que era para vacacionar con Hinata y los niños.
Aquella cabaña era testigo de sus encuentros con Sasuke. Hinata ya sabía que los viernes no llegaba a casa, porque supuestamente tenía trabajo que adelantar. Eso no era cierto.
Sasuke nunca le había pedido que se divorciara de Hinata. El Uchiha decía que era conciente del papel que ambos ocupaban en la vida de Naruto.
El Uzumaki siempre agradeció la seguridad que Sasuke tenía, pensó que era fundamental para llevar su relación en secreto. Mientras Sasuke fuera conciente de que era el amor de su vida, y Hinata solo era la madre de sus hijos, ellos estarían bien.
Pero estaba muy equivocado. Sasuke se había cansado, y ya no estaba dispuesto a conformarse con ser el amor de su vida a escondidas.
También era conciente de su desgaste. Él no era ni parecido al Naruto del pasado. Todo había cambiado. Se había dedicado a hacer lo que todos esperaban que hiciera, tenía miedo a decepcionar.
Casarse con la chica que siempre lo había querido, que además era linda, y de un clan de prestigio. Tener un par de hijos que reafirmaran su unión, y ser líder de la Aldea. Todos dirían que tenía una vida perfecta. No era cierto.
No se arrepentía de sus hijos, eran su mayor adoración. Pero nunca debió casarse con Hinata. No sólo por su amor por Sasuke, también por el bien de la Hyuga. Hinata no merecía ser usada como un logro más en su vida, y menos como un adorno más en su casa. Estaba eternamente agradecido por todo lo que había hecho por él, pero no podía amarla como ella esperaba.
