¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Habían cosas que Naruto nunca podría experimentar como un niño normal, los cumpleaños eran una de esas cosas.
No tenía padres, ni nadie que se preocupara por él, así que nunca tuvo una de esas fiestas de las que hablaban los niños de la academia, donde repartían pastel, y soplaban las velas mientras que tus amigos cantaban.
De hecho no sabia que día era su cumpleaños, hasta hace muy poco. Cuando se enteró de aquella fecha, planeó ahorrar los pocos billetes que el tecer hokage le daba cada mes, para así poder comprarse un pastel, sus compañeros decían que sabía muy rico.
Estuvo ahorrado durante dos meses, y cuando fue a comprar su pastel el día anterior a su cumpleaños, porque el hokage le prohibía salir el día que se conmemoraba su nacimiento, Naruto no sabía la razón, el dueño de aquella pastelería le habia rechazado, diciéndole que se fuera de su tienda, lo peor era que se había quedado con los billetes que tanto había ahorrado.
Naruto no tuvo otra opción que quedarse otro cumpleaños más encerrado en su pequeño apartamento. Sus lágrimas no dejaron de salir aquel día. Él sólo quería pobrar ese rico pastel, prometía que no saldría ese día, y se quedaría en casa solo.
Solo podía pensar en lo diferente que sería todo si tuviera padres. Quizás su madre podría hacerle un pastel, y quizás su padre podría ir por él a la salida de la academia, como los padres de los otros niños.
Habían pasado seis meses desde que sus planes de cumpleaños fueron arruinados. Este año había comenzado a ahorrar desde el mes de abril, y así tener más dinero, porque se había enterado que en las fiestas también decoraban con globos. Así que asumió que le costaría mucho más, y aunque su cumpleaños era en octubre, lo que el hokage le daba cada mes no era suficiente, así que debía ahorrar con tiempo.
Naruto podía imaginarse lo genial que la pasaría en su cumpleaños, porque decoraria toda su casa, y tendría un gran pastel en su mesa. Quizás le faltaran los padres, y los amigos, pero había aprendido que mientras tuviera consigo esas imágenes mentales de como imaginaba eran sus padres, no se sentiría tan solo. Y este año todo saldría bien, porque le pediría al hokage que comprara la cosas por él, de hecho ya tenía una pequeña hoja donde se podía leer la lista de cosas que quería comprar, seguro que al hokage nadie lo correría de la tienda, nada podría salir mal.
Sus planes habían cambiado, él había hecho un amigo durante esos meses. Sasuke era la única persona que no lo miraba con desprecio, ni le decía cosas groseras. El pequeño azabache era callado, y solo hablaba con Naruto, aunque todos en la academia querían ser sus amigos, y las niñas siempre estaban acosandolo, Sasuke solo era amigo de Naruto.
El pequeño Uchiha había tomado la costumbre de llevar comida de más, solo para compartirla con el rubio. Naruto había halagado lo bien que cocinaba la madre de Sasuke, y fue ahí cuando el Uchiha le confesó que no tenía madre, ni padre, ni familia. Naruto de inmediato se sintió más conectado con su único amigo. Sasuke también sabía que era estar solo.
