[18]-Frío y Caliente (+18)

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Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene connotación sexual y escenas explicitas. Lenguaje ofensivo y vulgar.

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Capítulo XVIII: Frío y Caliente

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- Pacifica... - Diciendo con voz tímida. - ¿Enserio debo ponerme esto? – Hablando del otro lado de la puerta de baño. – Es muy incómodo, pienso que solo conseguiré que me gane otra burla.

- Tú solo póntelo, no siempre te voy a dejar usar mi ropa de marca de diseñador. – Esperando a que saliera, mientras que miraba con detenimiento la llave. – Es muy delgada y con un patrón extraño. – Murmurando en voz baja. – Espero equivocarme. Y no mandarla a una muerte segura.

- Ya salgo – Avisando a la rubia.

Abriendo la puerta del baño cubriéndose con una toalla el cuerpo, mostrando un rostro teñido de color rosado en sus mejillas. Antes de que la rubia la tomara del brazo sin perder el tiempo y la sentara en una silla del tocador, recogiendo su cabello en una peineta. Antes de agarrar su maquillaje.

- ¿Por qué la toalla? – Mirándola sospechosamente. – Más vale que cuando te quites la toalla, estés con la ropa que te preste. – Tomando una base de polvo. – Bueno somos casi del mismo tono de piel. – Acercando la brocha para aplicar el polvo, esparciéndolo por su rostro de forma suave y circular. – No te muevas. – Empeñándose a maquillar su rostro sin exagerar, solo de forma natural. – La verdad no queremos exagerar las cosas, solo será una conversación casual, pero sin olvidar el punto.

- Me vas a decir ¿Por qué estás haciendo todo esto? – Sintiendo como pasaba una brocha con un tono de rubor color melocotón, tomando un pincel para aplicar un leve brillo labial color durazno en sus labios.

- Ya casi termino, deja de moverte. – Amenazando con el labial en la mano.

- Solo digo que esto es extraño. – Inflando levemente sus mofletes. – Podía haber ido a dejar el postre y regresar rápido. – Eso es lo que pensaba que haría, pero veía a la rubia motivada. Como si la estuviera arreglando para una salida o casi una cita.

- Mabel escucha, no se deja a la casa de un hombre un pastel con esa pinta desarreglada, ni mucho menos en pijama. – Dedicándole una mirada de fuego en sus ojos azules. – Y no es de que tardes un momento, sino que tardaras lo que tienes que tardar.

- ¡Espera! ¿Y nuestra fiesta de pijamas? – Preocupándose por su amiga. – No puedo dejarte sola.

- Mabel, luego la tendremos. Necesito saber, no, tú necesitas saber. – Quitando la peineta para empezar a cepillar su cabello largo, y acomodar los mechones de cabellos y algunos rulos de su cabello ondulado. – Aparte ¿cuándo tendrás esta oportunidad?, para hablar con ese torpe triangulo. Tú hermano no está aquí para interrumpir.

- Pacifica – Dijo Mabel con voz seria. – Tú piensas ¿Qué está enamorado de mí?

- Eh, no bueno, yo solo pienso... que tal vez. – No sabiendo que decir, la había descubierto. – Puede que lo este, y quiero saberlo. – Ocultando su rostro ruborizado de la vergüenza. – Puede que sea un error mío, pero tienes que saber de todos modos.

La castaña solo atino a reírse a carcajadas fuertemente mientras se agarraba del estómago, antes de calmarse y limpiarse una lagrima que se asomaba por sus ojos. – Enserio piensas que Bill, ¿está enamorado de mí? – Soltando otra risotada. – Es imposible, me odia tanto. Creo que he recibido más regaño de él, que algún coqueteo por parte suya.

☆Emociones Confusas★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora