☆Emociones Confusas★

[29]-Tú, yo y los demás estamos en problemas

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Capítulo XXIX: Tú, yo y los demás estamos en problemas

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Dentro de una enorme habitación adornada con tapiz color carmín y gris oscuro, con algún patrón de runas y símbolos, un enorme piso de mármol oscuro similar al cielo nocturno con destellos leves en plata. Era el centro de la habitación; dentro se encontraba un grupo de chicos y chicas, admirando los muebles y la decoración del lugar.

El cuarto era elegante tenía unas columnas oscuras donde hacían de marco decorativo la entrada y algunas esquinas, así como un juego de mesas rusticas y finamente talladas a mano, entre enormes sofás color negro con su enorme cantidad de almohadas decorativas de colores grises que iban de los claros a los oscuros.

Las chicas estaban sentadas en un sofá sumamente suave a su gusto, dirigiendo su vista varias veces al lugar y deteniéndose a mirar en algún objeto de interés o curiosidad. Había momentos en que las jóvenes dirigían una mirada a los chicos; la rubia miraba un poco incomoda por el lugar y de vez en cuando le daba una señal a su novio, como preguntándole con la mirada "¿Qué está sucediendo aquí?" mientras apretaba sus manos nerviosa; la otra chica la castaña de ojos color cian brillante que no paraba de mover sus piernas de forma contenta, sonreía hacia los presentes mientras miraba de reojo de vez en cuando a la castaña y a la rubia.

Antes de dirigir su mirada de vuelta al chico de cabello azulado, antes de lanzar una leve expresión en sus labios solo para que él lo notara y pudiera leer sus labios la frase "Es idéntica a mí" mientras cruzaba las piernas de forma coqueta; en cambio la otra chica, la castaña de ojos color avellana se encontraba de brazos cruzados soltando un leve gruñido bajo, lanzando una mirada de odio y aborrecimiento a cierto chico rubio de ojo color ámbar.

Del otro lado sentados en otro sofá se encontraban los dos chicos; un chico castaño que inspeccionaba el lugar con una ceja levantada, observando los tarros que contenían ojos de diversos tipos de colores, algunos dientes sin saber de donde procedían ya sean de animales o humanos. Pero volteo a ver por la parte de atrás del sillón, la pared repleta de diversas manos de cualquier tipo, extendiéndolas con la palma expuesta como si fuera una sala de trofeos. Se dirigió a ver al rubio con sumo enojo y desconfianza; mientras que el chico de cabello azul estaba en silencio, muriendo de nervios lanzando su mirada a su hermano y a su dueña. Antes de lanzar un leve suspiro.

En cambio el rubio estaba en un sillón con las piernas cruzadas y una mirada llena de ira a su hermano y a la castaña de ojos cian. Sus dedos golpeaban impacientemente el reposabrazos, dirigió su vista a su novia, pero ella lo miraba con mucho desprecio, decidió leer su mente escuchando claramente su pensamiento dirigido a él "Sé que oyes mis pensamientos Bill, así que te lo recuerdo. Si descubro que esa mujer es un clon mío, te vas al puto infierno, sí como dije –te vas al puto infierno – puedo pensar en cosas que nunca digo" el demonio soltó un resoplido cansado antes de ver al gemelo Pines, y leer su mente que también tenía un mensaje dirigido a él "Yo sé que puedes leer mis pensamientos Bill, estúpido nacho, ñam, ñam, ñam, ñam, ñam, ñam, ñam,ñam..." el rubio solo se llevó una mano a su sien para masajear con delicadeza y soltar la primera palabra, para así romper el silencio incomodo que se había formado en la habitación.

- No pensé que las cosas saldrían de esta manera. – Menciono el demonio de cabello rubio dorado. – Pero supongo que quieren una explicación. – Dirigiéndose a sus invitados.

- ¿Quiénes son ellos y porque esa chica es idéntica a mi hermana? – Dijo molesto Dipper.

- Ellos pertenecen a otra dimensión, similar a la suya. – Haciendo un gesto con la mano para continuar. – Ese seis dedos debió habértelo dicho chico, ahí cientos de diversas dimensiones y en una se topó con este inútil y esa...mocosa. – Señalando al par.