Capítulo 3: "Y ahora qué"

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No, dímelo tú. ¿Ahora qué?

Que nos quedamos mil noches hablando hasta las tres de la mañana para nada.

A mi no me hiciste perder el tiempo, solo las ganas.

Ganas de conocer a alguien más, que te llevaste mi corazón sin avisar.

Me dijsite que nunca me harías daño. ¡Mira! Otra promesa olvidada.

Viernes-8:00

El profesor explica química con mucha ilusión. Es un amor de persona.

Quizás sea de los pocos que, de una manera u otra, me hacen amar su asignatura.

-¿Y qué pasa cuando hay una chica en una fiesta?- preguntó el profesor.

Nadie contestó. Nos gusta que él, cuente el chiste.

-Pues chicos, que pasa como los átomos. Los polos opuestos se atraen. Entonces se alcanza el equilibrio y todo fluye. ¿Alguna duda?

Tenía ganas de decirle que no era tan fácil como la química. Que el amor era más difícil que disolver  ácido clorhídrico y tragártelo.

Pero no podía decirle nada, porque no venía a cuento.

Por ende, como buena alumna, guardé silencio.

Sonó la campana, me tocaba irme a mi clase. En ese pasillo, me choqué con alguien.

Muro te llamaba "R", pero también estaba "E", un chico de ojos verdes, que hablaba muy bien francés.

Y nada, nos pusimos a discutir si era mejor la coca cola o la fanta.

En verdad vosotros hablábais de vodka y yo de bebidas.

Una conversación graciosa para una mañana de viernes. Os íbais de fiesta. Yo me iba a casa, otra vez. En mi bus. Con mi música puesta a todo volumen.

La vida no es una mierda, te invito a mi barco ¿subes?

"IMPOSIBLE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora